Capítulo 24

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SENSIBILIDAD

DÁNAE

—No pueden hacer eso—sollozo.

—Si que pueden, eso lo más sensato—dice Seth.

Estamos viendo un película de un pareja que tiene la misma enfermedad y no se pueden acercar.

—Nunca en mi vida he llorado por un película.

Y si, eso de tener la regla me mata. Nunca he estado tan sensible, por cualquier situación me enfado o lloro.

Y cuando me enojo es por una tontería.

—Estas sensible, es normal.

—¿Sensible? —me giro hacía él—, lo que estoy es horrible, nunca había sentido tanto dolor.

Seth me pega más a su cuerpo y apoyo mi cabeza en su hombro.

—También estas más cariñosa.

Ruedo los ojos y presto otra vez mi atención a la película.

>—Es verdad, cuando te encuentras mal estas más simpática.

Cojo aire para no insultarle. Este tío es imbécil.

—Tengo ganas de entrenar.

—¿Ahora? ¿No estabas mal?

—Si, pero las ganas de matarte me ganan.

Se separa un poco para mirarme, tiene una cara burlona, pero no dice nada. Solamente sonríe y niega la cabeza divertido.

—Retiro lo dicho.

Esta vez sonrío yo.

—¿Entonces vamos?

—¿No quieres terminar la película?

—No, demasiado triste y no quiero llorar. La veremos cuando se me pasé el periodo.

<<No habrá próxima vez>> —dice mi subconsciente.

Se me hace una mueca.

—¿Estas bien? —pregunta preocupado.

—Si, solo que me duele un poco—miento—, pero el ejercicio me vendrá bien.

Apaga la tele y coloca sus manos en mis caderas para sentarme a horcajadas sobre él.

—Te voy a reventar.

—Ajá.

Se pone de pie conmigo y rodeo mis piernas en sus caderas. Mis brazos pasan por su nuca para sujetarme bien contra él. Me quedo mirando sus preciosos ojos grises, tienen un brillo especial, un resplandor que sé que le causo yo.

Se ve hermoso rendido ante mí.

El día entero se lo ha pasado conmigo, no ha hecho ningún entrenamiento a los reclutas y no ha asistido a ninguna reunión.

Me he terminado enfadándome porque no debo de perjudicarle en su vida. Sin embargo, agradezco que este conmigo en estos momentos. Todo el día me ha abrazado y mimado como si fuera una niña de cuatro años. Estoy tan absorta en mis pensamientos que no me doy cuenta que ha empezado a acariciarme el pelo con una mano, mientras que la otra se ha pasado debajo de mi trasero.

Cierro los ojos y disfruto de la sensación de paz que me brinda. Apoyo mi cabeza en su hombro para sentir más sus caricias.

Ahora mismo no hace falta las palabras, solamente somos él y yo. Con nuestras respiraciones tranquilas. Seth me sujeta con determinación, pero a la vez con delicadeza. Podría llevarme donde él quisiera. Me gusta la sensación, es como si estuviera protegida, es verdad que él nunca permitiría que me hicieran daños.

Arabesque And Relevé (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora