Delirio y obsesión (Kyman) South Park

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Lo supe desde el primer día que lo ví, el creyó que había conseguido vencerme sin saber que ese juego lo había conocido mucho antes de que el siquiera descubriera su sexualidad. Desde el momento que recibí los tragos uno a uno hasta el momento en el que me tope con el fingiendo no reconocerlo por la ebriedad.

𝔽𝕃𝔸𝕊ℍ𝔹𝔸ℂ𝕂

-Dis..discumpa- Dije confundido de ver a Kyle Broflovski parado frente a mi, sin embargo, continúe mi treta además si estaba ligeramente intoxicado, iba a hablar más cuando fui interrumpido.

-Amigo disculpa, el hombre que estaba con usted se marchó con una mujer, me pidió le entregará esto- Ahí estaba Kyle extendiendo mi celular mientras que sostenía mis hombros para que no me meciera, le observé extrañado. No podía adivinar a que estábamos jugando, quizá era una travesura como cuando éramos niños, fingir que no nos conocemos en nuestro pueblo natal quizá era demasiado pero quién era yo para juzgar. Le observé hacerse cargo de la cuenta como todo un ricachón, rei divertido pensando "Sucio Judío", al menos eso era un alivio no había dinero suficiente en mis cuentas para cubrir lo que acabábamos de consumir. -Gra...gracsias- Pronuncie con la lengua barrida, girandome al final final para intentar caminar alejándome de ellos, queria ver que pasaba, sin embargo, tropece y me sostuve de la pared lo que atrajo su atención lo suficiente como para obligarme a salir del local.

Siempre se habían odiado, ¿Que era lo peor que podía pasar?, no importaba porque al final terminaría "embelleciendo" está memoria con algo muy propio, la historia de amor que teníamos.

Tome un taxi a tientas y regrese al apartamento, a nuestro apartamento, el pequeño nido de amor que compartiamos como una pareja desde hace tanto. Se que frente a los demás te esforzabas por negarlo, por igual seguía el juego viendo a Kenneth de manera ocasional, apenas un placebo para olvidar y aparentar.

Cerré con cuidado jamás me permitiría que algo se atreviera a lastimarte por lo mismo había confeccionado esta pequeña jaula de vidrio a mi conveniencia, te gustaba el vidrio, lo transparente, peligroso e igualmente frágil, difícil de manejar, imposible de cambiar una vez que a sido creado, arriesgando te a quebrarlo en un segundo si lo presionas demasiado. Acaricié el borde del sofá mientras tropezaba a tientas retirando me los zapatos torpemente. Las muchas noches de películas que habíamos pasado ahí acurrucados juntos, besándonos.

La mesa donde te servía platillos deliciosos que copiaba de tu madre o igualaba de la red según tus preferencias, todo lo que había hecho para consentirte como a mi princesa a pesar de a haberme causado tanto mal.

Porque mientras más lo reflexione me di cuenta que todo el tiempo fuiste tú, la fuerza destructora que impulsaba a simples chicos para hacer las cosas menos pensadas, creando tanto daño y tanto bien como se lo podían permitir, en un giro de mi propia historia nosotros, el Profesor Caos y yo estábamos siendo los héroes de la historia, conteniendo te como a un titán en el Tártaro.