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Te aferraste con fuerza a una almohada de lograste alcanzar, no me importaba, gemías deliciosamente. Me hinque en el colchón en medio de tus piernas, baje mi bóxer metálico, mi miembro podría explotar de solo verte, por el contrario a lo que el desee, me tomare mi tiempo en disfrutar tu caída a mi oscuridad.

Restregué la punta de mi miembro en su entrada haciendo círculos, introduciendo solo una parte de la misma, entrando con facilidad gracias a los fluidos en su entrada, me estire para tomar de  mi mochila que descansaba a un lado en la cama, la mascara de látex que hubiere usado antes. Con la punta de mi miembro apenas entrando un poco en tu entrada que se cernía y aflojaba a mi alrededor, me tome un tiempo de colocarla en mi rostro, la sensación era tan sensual, podía ver la imagen reflejada en la pared de vidrio del baño de esta habitación tan exótica y sugerente. Me excita demasiado, pone mi miembro demasiado duro y hace estremecer cada centímetro de mi piel, llenándome de poder para ser la bestia peligrosa que va a consumir a otra, una mosca feliz por devorar un pedazo de inmundicia, su pedazo de inmundicia. Sonreí debajo de la mascara -Bien cerdito, esta es tu recompensa por lo de antes..-.

Hablaba del esperma, lamer su miembro y tenerlo en mi boca, ademas de su dulce semilla había sido algo bueno, así que introduje lento mi miembro, chocando en el camino la punta de mi miembro con la bola vibratoria que se acallaba dentro de su carne, me sentí estremecer, debí tomar un minuto y respirar profundo para no correrme. Demasiados años planeando esto para joder su culo gordo, a eso sumarle el vibrador y el resto de artilugios sexuales, el mismo estaba sobre estimulado, sin embargo, lo conseguí, comenzando un vaivén lento que era torturador para los dos.

Estoy seguro deseabas reprochar, pero no sabias por donde comenzar, tus pezones dolían y se sentían bien de seguro pues con cada movimiento las pinzas se ondeaban a favor; ademas de la pequeña bola vibrando en tu interior en lugares de los cuales temías recuperarla y por si fuera poco el final de la cereza era mi miembro invadiendo tu carne, cosa que me rogaste enardecida mente no hacer, razón por lo que no pude resistirme.

Recitar los textos judíos en mi mente seguro no seria algo recomendado por el rabino, pero sin duda alguna me ayudaba a concentrarme y no correrme tan rápido a pesar de las sensaciones, mordías con fuerza la almohada reprimiendo tus gemidos en jadeos apenas audibles por el objeto de poliester. -Si no te escucho, no me escucharas a mi cerdito!-

Lleve mi mano derecha a sus caderas sosteniéndoles, y ahora en esta ocasión blandí mi mano izquierda para hacer lo mismo que en el otro glúteo, me gustan los objetos par, de esta forma estarías dolorido por igual al sentarte al amanecer. El golpe fue igualmente duro, mis uñas en tu tersa piel rasgándola un poco, haciendo finas lineas carmesí, cartas de amor y lujuria que dejaba en tu cuerpo para que pudieres leerlas después.


(ufffff lei todo pero ya recordé en que lo deje, lo anote, hice un mapa mental. Pero estoy sobria, solo salio la edición del borrador y un capitulo mas, los veo el lunes. ese día si podre embriagarme o con suerte mañana)

Delirio y obsesión (Kyman) South ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora