4 La Carta: Parte 2

86 32 46
                                    

Fueron capturadas en aquella aldea, intentamos salvar a tu familia, pero cuando llegamos ya habían muerto, Leo y yo nos escabullimos entre las celdas en su búsqueda aterrados de que ya hubieran sido ejecutadas, pero cuando las vimos pudimos dar un respiro de alivio.

Ese mismo día nos trasladamos de nuevo al pueblo sin saber que caeríamos en una trampa, uno de nuestros sirvientes nos delato ante el conde, minutos después de haber ingresado nuestra casa fue invadida por él y sus soldados, intentamos persuadirlo y negar de lo que se nos acusaba, pero todo fue vano.

Aquel día perdí demasiado, ya que cuando ustedes estaban siendo llevadas, Leo intento impedirlo, segundos después solo alcance a ver la flecha que atravesó el pecho de mi hermano, para cuando sus rodillas tocaron el suelo su corazón había dejado de latir. El grito de furia de Heloise fue lo único que me saco del trance, ella extendió sus manos y mando a volar los soldados que la agarraban e intento acercarse al cuerpo sin vida de mi hermano, pero nuevos soldados agarraron sus manos y procedieron a noquearlas. Yo no podía con el dolor, me acerque al cuerpo de leo y pedí con todas mis fuerzas que fuera una de sus bromas, esperaba que abrieras los ojos y se riera de mi como acostumbraba hacerlo, mi vista se nublo tanto que cuando me di cuenta estaba encima del conde estrechando su cuello, hasta que uno de sus soldados golpeo mi nuca dejándome inconsciente.

Cuando desperté, me encontraba en mi habitación me levante y corrí en su búsqueda, por un minuto pensé que había sido un sueño hasta que encontré en su habitación a todos los sirvientes de la casa velar su cuerpo, había sido lavado y peinado, parecía estar simplemente dormido, siempre fue muy querido por ellos tanto que sus rostros mostraban el dolor de su muerte, me acerque a él y no pude evitar romperme frente a todos.

Luego uno de los sirvientes me informo que ustedes fueron llevadas al calabozo y que debido a que se había demostrado que eran hechiceras serian inmediatamente ejecutadas junto a las víctimas de ese día.

Su ejecución seria por la tarde y aún tenía unas horas para planear algo, estaba desesperado no quería perderte, pero no tenía muchas opciones.

Cuando las ejecuciones empezaron y el pueblo se juntaba en la plaza junto al conde y sus soldados logre encontrarlas, pero había demasiados soldados, ustedes se encontraban ubicadas en dos filas diferentes una a cada lado de la hoguera.

Logre noquear a un soldado que se encontraba lejos de la multitud y me hice con su uniforme, de esa manera logre acercarme a ti sin ser descubierto, agarre tu brazo y te espantaste al reconocerme, me pediste que me fuera, no querías que me mataran por tu culpa, pero no sabias que no podría vivir sin ti.

Me quede a tu lado y agarre tu mano, estabas temblando, tenías miedo. Quería agarrarte y sacarte de ahí, pero era imposible todo el lugar estaba rodeado de soldados del conde, así que decidí tomar mi última opción, quedarme a tu lado.

Frente a nosotros se encontraba la hoguera en donde dos mujeres estaban amarradas, estas gritaban y maldecían debido a las llamas que recorrían sus cuerpos, pero por un momento cerraros sus ojos y empezaron a recitar algo que no logre comprender.

"Moriras i renaceras com allò que mes odies, la teva sang serà maleïda per l'eternitat"

inmediatamente tu apretaste mi mano con fuerza, habías entendido. Tu rostro se horrorizo y empezaste a desesperarte.

–¡No! Seguirá con su reinado de terror –susurraste.

Intente calmarte, pero me dijiste que tenías que decirle algo a tu hermana, que no había mucho tiempo, que si no hacíamos nada volvería en vida como un demonio. No entendí lo que me decías, todo estaba pasando muy rápido, de pronto cerraste los ojos y empezaste a recitar palabras en el mismo idioma que hablaron las mujeres.

REVIVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora