Un día salí al bosque con Benjamín buscaríamos algunas plantas medicinales para ungüento. Me mostro los nombres y uso de cada uno. Luego de horas de caminar nos detuvimos a descansar, mis pies estaban hinchados ¿Acaso camine demasiado? Me senté en un pequeño tronco.
–¿Ya le dijiste al padre? –hablo Benjamín dejándome sin palabras.
–¿Qué? –pregunte incrédula.
–¡Ay, primita! tu pecho creció, vas más al baño y se hinchan tus pies. Todos son síntomas de que estas embarazada –dijo.
–¿Estás seguro Benjamín? –pregunte preocupada.
–Si, según creo has de tener unos dos meses de embarazo.
–¿Por qué no me dijiste nada?¡Rayos! ¿Ahora que voy a hacer?
–Pensé que lo sabias, tienes dos opciones: tenerlo o me puedo encargar de que no haya niño...o niña –dijo.
–Tengo que hablar con Leo, pero la última carta que recibí de él fue hace una semana.
–Podríamos contratar un mensajero, pero cobrara bastante, más si queremos que no sea visto –sugirió.
–Ya lo pensaremos, tenemos que llegar a casa –dije.
–No te esfuerces demasiado primita –sonrió y seguimos con nuestro camino.
Durante esos meses habíamos practicado bastante, Benjamín se hizo mi maestro y Thiago el de Yarah. Todo iba bien, aunque extrañaba a Leo y aunque mi repentino embarazo no era lo mejor, estaba feliz, pero todo duro poco. Aquella noche golpearon la puerta, cuando abrí me encontré frente a frente con el cuerpo de aquel chico que llevaba las cartas entre los chicos y nosotras, estaba muerto, una espada atravesaba su corazón, su cuerpo fue empujado hacia mí y varios hombres entraron al lugar. Nos tomaron por sorpresa y no estábamos preparados para defendernos de sus armas, alado mío vi caer a Thiago con una navaja en su pierna, parado frente a él estaba un soldado agarro una espada y la atravesó a Thiago con ella.
–¡Hijo de puta! –grito Yarah lanzándose contra el hombre, pero este fue más rápido y noqueo a Yarah.
–¡Te dije que no lo mataras, idiota! –grito un hombre que cargaba inconsciente a Benjamín.
–Era demasiado fuerte, era él o yo –dijo sacándose un pedazo de vidrio del hombro.
–Solo quedas tu –dijo un hombre frente a mi antes de golpearme en la cara.
Cuando desperté Yarah estaba a mi lado, me levanté rápidamente.
–¿Dónde estamos? ¡Thiago! –dije desesperada.
–Está muerto –dijo Benjamín.
Sentí como si mi corazón se partiera, estábamos en una celda Yarah y yo, pero Benjamín estaba en otra aparte, frente a nosotras, estaba sentado recostado a la pared, de lejos pude ver como una lagrima salía de sus ojos. Se criaron juntos y ahora uno de ellos está muerto debe ser muy doloroso para él.
–¿Qué podemos hacer? Nos mataran si nos quedamos aquí –dijo Yarah.
–Si Thiago estuviera vivo tendríamos oportunidad de salir, yo rechace aprender de él y me dedique a la sanación, no puedo sacarlas de aquí –dijo sin mirarnos.
–Pero yo si –hablo una voz que reconocí al instante.
–¡Leo! –exclame– ¿Qué haces aquí? –pregunte mientras él se acercaba a la cerradura con los dos broches en la mano.
–¿Entre en una casa a punto de derrumbarse por ti y crees que no vendría a salvarte de nuevo? –dijo mientras forzaba la cerradura, segundos después esta ya se encontraba abierta y le di un enorme abrazo, estaba feliz de verlo.
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REVIVE
FantasyAquellos que volverán en vida tienen el deber de eliminar aquel ser, solo ellos podrán darle muerte a quien en vida de la maldad se hizo esclavo y en la muerte el mismo rey de los demonios. Vacío, era lo único que sentía, mi cuerpo parecía flotar en...