36: ¿A que costo?

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Helene

Las cosas se complicaban cada vez más, los guardias salían de todos lados y fuimos obligados a salir a la superficie de nuevo en busca de apoyo de los demás chicos, pero cuando salimos nos encontramos con la escena de que ellos estaban bastante ocupados tratando de contener a los guardias, podía ver a José y Julio brincando de un lado a otro con sus cuchillas, haciendo un increíble equipo, mientras Gerald con sus flechas se encargaba desde lejos de todo aquel que no estuviera cubierto.

Nos querían obligar a salir a la superficie para acorralarnos, pero se olvidaban que una vez nos encontráramos al aire libre sería más fácil para nosotros manipular nuestros elementos, ahora teníamos la ventaja. Lance y yo empezamos a derribar soldados como naipes, mientras que Aidan que aún se negaba a usar su poder, se encargaba de ellos por golpes y patadas, aun así, era muy hábil con sus extremidades. Una gran cantidad de soldados empezaron a reunirse frente a nosotros, pero ellos no nos preocupaban tanto, si aparecían los otros inmortales si estaríamos en graves problemas y lo más probable es que tengamos que retirarnos.

Los soldados empezaron a alborotarse en la parte trasera, se veía como alguien se abría paso a gran velocidad, cuando llego a nosotros sacudió la sangre de sus dagas, era ella. Tenía puesto como siempre su capucha, pero había algo diferente ¿Por qué atacaba a los suyos? ¿Se abra dado cuenta de quién es?

–¿Es ella? ¿Ella es Yareli? –dijo Aidan con un poco de miedo al ver la cola de cuerpos a su paso y las manchas de sangre de su ropa.

Me quedé callada, puesto que no sabía que responder ante ello, de inmediato ella se lanzó ante mí con sus dagas en alto, lista para atacar. Logré esquivar su ataque moviéndome a un lado y golpeándole con una ráfaga de aire que le lanzo unos metros más allá.

–Hay que quitarle la capucha, debemos saber si estamos peleando por nada o si en realidad es ella –dijo Lance colocándose a mi lado.

–Señorita Helene nosotros nos encargamos de los soldados –dijo Andrea, justo cuando José, Julio y Gerald se colocaban a su lado. Les sonreí, aunque sentía tristeza a verles todos juntos, faltaba uno de ellos y eso no me lo perdonaría.

–¡Hay quitarle la capucha! –exclamé mientras me lanzaba a ella, se movió rápidamente y me esquivó dándome una patada en la mandíbula que hizo tambalearme. Los chicos aprovecharon de ello para hacerle caer al suelo, pero no sería tan fácil, Aidan se ganó un codazo en la cara que lo hizo retroceder, de inmediato ella se agachó y de una patada a los pies hizo caer a Aidan, Lance, por otro lado, intento agarra sus brazos, pero este término con una patada en un lugar muy sensible para él y ella se acercó a su cuello con una de sus dagas.

–No, por favor detente –dije a medida que colocaba la daga en su cuello –¡Yareli, por favor no hagas esto!

Al decir su nombre fue como un interruptor, reacciono de manera extraña y me observo detenidamente.

–¿Cómo sabes ese nombre? –dijo en voz muy baja, primera vez que dejaba escuchar su voz, ¿Qué era diferente ahora?

–Porque yo soy tu hermana –dije acercándome un poco.

–¡Mientes! –dijo, apretando la daga más a la garganta de Lance, esa era la voz de ella.

–Al menos danos la oportunidad de demostrártelo –dije parándome en seco, no tenía forma de hacerle entrar en razón.

–Si fueras mi hermana porque razón es la primera vez que te veo, si lo fueras no hubieras dejado que...–su voz se quebró, aquellas palabras hirieron mi ser, no debí dejarla, debí buscarle.

–Pensamos que habías muerto –dijo Aidan a mis espaldas hablando por mí, ya que mis pensamientos no me lo permitían.

–¿Muerta? –dijo, algo raro empezó a pasar, puesto que ella soltó el cuchillo y callo de rodillas al suelo gritando, mientras agarraba con fuerza su cabeza.

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