34: Búsqueda y captura.

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Helene

–Escuchen atentamente, frente a nosotros se encuentra el castillo del conde, ahí dentro encontraremos de todo, deben estar listos para cualquier situación –hablé.

–Creemos que Yareli, el último elemento faltante es el encapuchado, eso significa que por alguna razón desconocida ella no nos reconoce

– prosiguió Lance.

–Por lo tanto, peleará contra nosotros como su enemigo, esto se tratará de una búsqueda y captura, apenas podamos capturarlas, nos iremos del lugar –termino Aidan.

–Aun así, no será fácil –hablo Andrea.

–No lo será –le afirme–, será peligroso y aunque no quiera decirlo recomiendo que se despidan, no sabemos qué pasara ahí dentro, así qué chicos, muchas gracias por seguirme, no saben cómo los aprecio.

Todos se miraron entre ellos y se tomaron el tiempo de abrazarse, me prometí a mí misma que haría lo posible por no perder a nadie este día, pero aun así sabía que no puedo controlar todo lo que sucede, solo ruego no perder a nadie más.

–¿Estamos listos? –pregunto Lance.

–Si respondieron todos.

–José y Julio irán por cielo, necesito que llegue arriba de la muralla y sean mis ojos ¿Pueden hacerlo? –pregunte.

Ambos miraron la gran muralla frente a nosotros.

–He escalado cosas más grandes –dijo José.

–Entonces vallan y buena suerte, chicos –dije antes que se alejaran.

–Gerald, tú serás nuestro apoyo, todo lo que no veamos será tu objetivo, si alguien nos ve o nos ataca por la espalda, busca un lugar estratégico de donde te puedas encargar de cualquiera con tus flechas.

–Si, señorita Helene –dijo él.

Me acerqué a él y nos agarramos de los brazos como si fuera un estrechón de manos.

–Espero verte pronto –le dije.

–Yo también señorita Helene –dijo antes de marcharse.

–¿Nosotras que haremos, señorita Helene? –dijo Andrea refiriéndose a ella y a Alison.

–Iremos por tierra, tenemos que buscarla –dije.

–Se ha vuelto una mandona –escuché el susurro de Aidan hacia Lance, el cual rio un poco ante su comentario al igual que yo.

–Se ha vuelto muy fuerte –respondió Lance en un susurro.

Me parece chistoso el hecho que creían que no los escuchaba cuando estaban a tan solo unos pasos de mí. Me concentré de nuevo en las chicas y me acerqué a ellas dándoles un abrazo.

–Quédense cerca, si se encuentran en peligro de muerte huyan, no importa, las quiero vivas –les dije a las dos.

–No se preocupe, señorita Helene tengo el presentimiento que saldrá todo bien –dijo Alison, pero podía ver su mano temblar.

–Espero que así sea –le sonreí.

Minutos después ya nos encontrábamos analizando la entrada del castillo, frente a nosotros había dos guardias, solo falto un pequeño silbido para que dos flechas atravesaran sus pechos.

–¿Cómo diablos tiene una puntería tan perfecta? –dijo Aidan, alagando a Gerald.

–Ha entrenado a morir por su puntería –dije yo recordando cuando lo conocí, apenas lograba agarrar el arco correctamente.

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