31: Tu recuerdo.

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Aidan

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que pasamos juntos, cada día es una tortura para mi corazón. A veces te imagino aquí a lado, si tan solo siguieras conmigo las cosas hubieran sido diferentes, mi corazón llora por ti. Aunque el tiempo haya pasado, los recuerdos de Abel tampoco me ayudaron mucho. Cuando te perdí pude sentir su tristeza, su dolor, intenté olvidar tu recuerdo a base de alcohol pero, aunque por unas horas funcionaba después era mucho peor. Ni siquiera en mis sueños podía tenerte, al principio cuando me fui de Wicca quise irme encima de Estruch, llegué hasta las afueras de uno de sus castillos, pero me detuve en el último momento.

Decidí viajar con la esperanza que en algún momento mi espíritu te olvidará, pero hasta ahora me doy cuenta de que eso no será posible. Viaje solo por más de un año, me aislé por completo de toda persona, cazaba y me auto sustentaba, así pasé hasta que un día que cazaba pude ver como unos hombres llevaban a dos muchachos a un lugar desolado, decidí seguirlos, al parecer ellos eran esclavos que debido a su mal servicio su dueño decidió sacrificarlos. Decidí salvarlos, dejé fuera de combate a los hombres con armas en mano y rompí sus cadenas para que fueran libres de hacer lo que desearan. Pese a que les di libertad disidieron seguirme, al principio estuve desacuerdo y los alejaba, pero me di cuenta de que si los dejaba a su suerte no soportarían mucho. Su vida se había basado en servir a una persona y ser maltratados por ellos, lo más seguro era que no sobrevivirían mucho.

Dejé que permanecieran conmigo, al principio apenas y socializaba con ellos, pero poco a poco me di cuenta de que eran buenos muchachos. Sus nombres eran Marco y Javier, crecieron juntos, sus madres habían sido igual que ellos esclavos que fueron embarazadas por sus señores. Tenían tres años de diferencia, siendo Marco el mayor.

Les enseñé todo lo que sabía sobre supervivencia: Cazar, cocinar, les enseñé a hacer trampas, Marco se destacó en esto, mientras que Javier en luchar. Por lo general pasábamos en los bosques, nunca nos quedábamos mucho tiempo en algún lugar, pasábamos como mucho un mes en cada lugar, hace dos semanas que volví al valle. Había pasado mucho tiempo desde que había recorrido estos sectores, toda la destrucción que había hecho el Conde cuando peleamos aquí había desaparecido, ahora solo se veía el bosque limpio y lleno de vida. El lago estaba en todo su esplendor, sus aguas seguían siendo cristalinas, las cascadas en todo su poder chocaban contra las piedras y recorrían hasta llegar a su fin.

Era de noche y no podía dormir, decidí darme un recorrido por el lago, Marco y Javier dormían tranquilos dentro de pequeñas campañas que hicimos con madera a los lados de una fogata. Caminé unos metros debajo de los árboles hasta que pude ver la luna y su reflejo en el enorme lago frente a mí, las estrellas también adornaban el agua con su pequeño resplandor, me senté en un pequeño tronco a la orilla de este. Frente a mí como un fantasma apareció la imagen de Yareli, era su recuerdo de cuando entrenamos aquí por primera vez, ella lanzaba agua al aire para mojarme, en su rostro había una extensa sonrisa, no pude evitar que las lágrimas recorrieran mi rostro.

Un ruido del bosque me alerto, siempre que acampábamos sea el lugar que sea colocábamos algunas trampas y cuerdas de sonido, que nos alertaban si alguien estaba cerca. No una ni dos cuerdas de sonido hicieron ruido, no las conté, pero si eso pasaba significaba que era un grupo, me levanté rápidamente del tronco y corrí lo más rápido que pude hasta los chicos. Cuando llegué, con miedo pude ver que no estaban ahí, la fogata y todo estaba regado ¿Qué había pasado aquí? ¿Acaso seguidores de Estruch?

Escuché un silbido fuerte y corto, después de esto pude ver el reflejo de una flecha que se dirigía hacia mí, me moví con rapidez esquivándola. Cargaba puesto una capa, así que, para no rebelar mi rostro, me coloque la capucha. Me adentré al bosque, corriendo lo más rápido posible y estando pendiente de las flechas, quien sea que fuera, tenía una puntería espectacular. No eran cualquier tipo de personas, estaban entrenadas para matar, me tomo de sorpresa cuando una mujer se me aventó del lado derecho. Había usado un punto ciego para esconderse y atacar. Me hizo tambalear y retroceder hacia otro lado, pensé que había escapado de su ataque, pero el propósito no era matarme, era atraparme. Una cuerda atrapó mi pie jalándome hacia arriba hasta ponerme de cabeza, como no tenía nada filoso a la mano, no pude cortar la cuerda de inmediato.

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