41. Valentía

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Luego de vencer al caballero geminis y lograr salir con bien de dicho templo, Shiryu y Seiya estaban frente a frente al siguiente templo.

Un lugar sombrío y desconocido era la carta de presentación que tenía la casa de Cáncer, donde otro caballero dorado aguardaba en su interior para intervenir el paso a ambos jóvenes.

—Muy bien, avancemos rápido — Seiya se disponía a correr hacia la entrada.

—¡Espera Seiya! No podemos perder más tiempo así que déjame en este templo mientras tu sigues adelante, solo nos quedan nueve horas para salvar a Athena — mencionó Dragón, el castaño asintió.

—Es verdad pero... ¿estás seguro de esto? ¿Podrás tú solo con este caballero? — Pegaso estaba dudoso.

—Todo estará bien si avanzamos hasta la sala del patriarca, estoy seguro de que Hyoga y Shun se reincorporaran en el camino.

—Vale, entremos.

Los dos ingresaron con cautela, tan solo ingresar al lugar ocasionó un escalofrío al joven Pegaso, Shiryu por su parte se mantenía alerta.

—¡Caray! Siento que mi corazón se sale de solo escuchar la brisa que acampa este templo.

—¡Aguarda!

—¿Qué pasa amigo?

Ambos se detuvieron un momento.

—Podrías echar un vistazo a mis pies, parece que hay algo extraño en este lugar.

El menor aceptó y cuando bajo la mirada la piel se le puso eriza, en el suelo se podían observar diversos rostros humanos cuyo aspecto era perturbador, las paredes del lugar también tomaron forma de estos mismas.

—¡¿Rostros humanos?!

—¿Qué estás diciendo Seiya?

—Son rostros de personas... Muertas. Hay muchas de ellas adornando el lugar y muy pronto ustedes serán los siguientes en formar parte de ellos.

Seiya vio a un caballero dorado que reía de forma cínica y era acompañado por varios espectros, Shiryu reconoció la voz del sujeto.

—¡Tú!

—Acaso él es... Máscara de muerte.

—Así es — afirmó Dragón. —Es considerado como el caballero más despiadado de los santos dorados, además de ser la maldad pura igualada a la del sumo sacerdote — el mencionado río.

—Pensaba que no te volvería a ver... Dime, ¿Les gusta esta hermosa decoración? Son algunos de mis enemigos que tuviero la mala suerte de enfrentarse a mí, y ahora sus almas vagan por todas partes sin poder descansar en paz. ¿Ahora saben el porqué mi nombre es Máscara de Muerte? — Seiya gruñó y más aún cuando vio que no sólo rostros de adultos aparecían sino que también niños.

—¡Maldición! No solo te bastó acabar con esas pobres personas sino que también mataste a unos inocentes niños — Dragón se impresionó.

—¡¿Dijiste niños?!  ¿Cómo te atreves? — cuestionó con indignación

—Eso les pasó por entrometerse en mi camino aunque por qué debería afectarte, acaso no sabes que muchos de estos murieron por culpa de un conflicto nuclear... Tanto niños, mujeres y hombres pagaron.. Que lastima por ellos, juju.

Pegaso y sobre todo Dragón estaban demasiado furiosos ante la respuesta del santo dorado.

—¡Maldito insensible! Cómo puedes burlarte de las desgracia de esos pobres humanos, ellos no son ningun premio mayor. Son sólo parte de una vergüenza de caballero que debería protegerlos de todo mal... ¡¡Esa armadura no debe ser portada por ti!! Por el bien de la diosa, me encargaré de hacerte tragar esas palabras — llamo a Seiya. —Sera mejor que te apresures Seiya, esto es personal

—De acuerdo.

Seiya corrió hacia la salida a lo que Mascara quiso evitarlo pero Shiryu se interpuso en su camino.

—Aún tenemos deudas pendientes Máscara

—¿La batalla en cinco picos, eh? Pues será interesante saber si has mejorado tus ataques — levantó el pulgar y empezó a elevar su cosmos, todo el lugar oscureció. —Recuerdas lo que mencione aquella vez... Pues ha llegado el momento de mostrarte de lo soy capaz... ¡Ondas infernales!

Shiryu no pudo defenderse de las ondas que lo rodeaban y apresaban, fue trasladado hacia un lugar desolado y frío.

—¿Qué es este lugar? ¿Cómo es que puedo ver?

Se levantó y miró a su alrededor, cientos de almas en pena yendo en fila hacia el horizonte. 

—¿El ataque de máscara me trajo aquí?

Para su sorpresa una de las almas que iban caminando era la de Hyoga, Shiryu lo llamaba pero este no daba señal alguna.

—Hyoga... ¡¡HYOGA!!

—¡Detente ahí Shiryu!

Una voz femenina se hizo escuchar, Shiryu miró detrás de sí encontrándose a Saori cosa que le pareció aún más preocupante.

— ¡Athena! No me diga que usted está...

—Shiryu, esas personas de dirigen hacia el reino de la muerte. Si vas tras ellos no podrás salir de ahí jamás, tu espíritu vino a parar a este lugar pero tu cuerpo aún sigue en el templo de Cáncer.

—Tiene razón... Ahora veo porque Máscara me transportó hasta acá.

—¡Adelante Shiryu!... Sal de este lugar y caba con el caballero de Cáncer de una vez — ordenó la joven.

—Pero... ¿Qué pasará con usted y Hyoga?

–No te preocupes por nosotros, vamos a estar bien. ¡Regresa al templo y vence a Máscara de muerte!

Athena utilizó su báculo logrando que el espíritu de Dragón regresara a su cuerpo, Máscara quedó intrigado por ver a Shiryu regresar a la vida.

—¡Imposible!

—Lamento frustrar tus planes pero yo ya reviví una vez así que no dejaré que te salgas con la tuya. Aún me quedan dos almas por salvar, por lo que me encargare de enviarte a ese lugar. ¡Conocerás el poder de mi dragón naciente!

—¡Eso ni en sueños!

Rechazó el ataque de Shiryu con una mano, por su parte el joven de cabellera negra se lesionó.

—No puede ser... Mi ataque fue desviado.

—Menudo idiota, no puedes usar la misma técnica dos veces. Los caballeros dorados siempre tendremos ventaja por lo que no vale la pena luchar con alguien como tú. Para vencerme debes expandir tu cosmos cosa que será imposible de realizar, así que ¡gané! — alzó la mano. —Te mandaré nuevamente al reino de los muertos y nunca saldrás de ahí... ¡ONDAS INFERNALES!

—¡Ahhh!







...

Cinco picos

La joven Shunrei observó que  estrella fugaz atravesó la constelación de Dragón, se puso la mano sobre su pecho y su rostro se lleno de preocupación.

—¡Shiryu! Por favor... ¡No mueras! — comenzó a rezar. —¡Dios mío, te lo imploro!... ¡Cuida de Shiryu por favor!




Continuará.

Saint Seiya ChroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora