19. Un Corazón Lleno De Odio

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—Seiya, ¡¡despierta!!

—¡Vamos Seiya!, confío en ti... Si yo pude volver a la vida tú también puedes lograrlo.

[Shiryu]

Ya no había más tiempo que perder, junto a Shun tomamos las piezas de la armadura dorada y nos tuvimos que marchar del lugar para ir tras Ikki, observo a mi amiga, a pesar de no ver su rostro pude sentír su inminente preocupación por Seiya, puse la mano en su hombro y le sonreí para que no siguiera pensando lo peor.

—Muy bien, ya tenemos 6 piezas, solo falta encontrarnos con Hyoga y recuperar el casco de la armadura que  esta en manos de Ikki para que así termine toda esta travesía.

—Así es...

De pronto las cadenas de Shun volvieron a actuar por sí solas lo cual indicaba que Ikki estaba cerca de aquí, y vaya que acerté bien. Apareció frente a nosotros mostrando su odio, desprecio y deseos de acabar con nostoros.

—Vete Shun, se que no me quedan las fuerzas suficientes para enfrentarme pero no dejaré que pelees con él — le pedí que se marchará, pero a cambio de ello solo pudo decirme que le perdonará.

—Lo siento por lo que voy a hacer... Shiryu.

Narradora

Andromeda le propinó un golpe en el estómago a su compañero el cual lo dejó inconsciente, la amazona volteó a ver a su hermano.

—Es mejor que yo me encargue de él — le dijo a su compañero mientras se acercaba a su hermano, ya estando cerca de él se arrodilló e inclino la cabeza hacia el suelo.

—Y bien... Así piensas que vas a acabar conmigo... ¿De rodillas?, es lo más estúpido que haz hecho en tu vida.

—No pienso luchar contigo porque eres mi hermano y te quiero... vengo a a darte mi vida a cambio de que vuelvas a ser el hombre justo y cariñoso que alguna vez en la vida fuiste.

—No intentes ablandarme que de nada te va a servir, vas a lamentar haber nacido... Te cortaré la cabeza de un solo golpe — Ikki estaba a punto de atacar a su hermana pero ella lo interrumpió.

—No importa... Es lo menos que puedo hacer por alguien que siempre cuido de mí, por alguien que alguna vez fue un hombre amable y fuerte... Hermano... ¡Matame!

—Si así lo quieres... ¡Esta bien!

Cuando Fénix por fin iba a matar a Andromeda, a lo lejos un sujeto lanzó su ataque de hielo impidiendo que cumpliera su cometido.

—Ni se te ocurra que vas a ponerle la mano encima — frente a ambos se presentó el caballero cisne, Fénix quedó sorprendido de verlo de pie mientras que Andromeda se sobresalto al escucharlo. —No me sorprende que alguien cuya alma le fue vendida al diablo sea capaz de matar a su propia hermana sin oponer resistencia alguna — concluyó.

—Debe ser una broma... ¡Cómo es que no estás muerto!

—¡Hyoga!, me alegro de verte otra vez — respondió la amazona con la entusiasmo.

—Lo mismo digo, Shun — corresponde el cisne.

—Y no es el único que se alegra de verte... Andromeda.

Cierta voz de un castaño se hizo presente al lugar, Seiya quién había sido envenenado milagrosamente se había recuperado y ahora estaba dispuesto a hacerle frente al Fénix.

—¡¡Seiya!!, ¡amigo!

—Tú también sigues vivo... Menuda sorpresa — bufo el Fénix.

—Quién lo diría... Finalmente estamos todos juntos, desde los viejos tiempos — detrás de Seiya venía Shiryu quien logró recuperar el conocimiento, luego miró a Shun. —Y tú... Ten cuidado la próxima vez, por poco y me sacas los pulmones — dijo entre broma el dragón.

—Se acabó Ikki, es mejor que te rindas ahora. ¡Devuelve el casco! — le encaró Pegaso.

—Ya no tienes salvación otra más que rendirte, somos cuatro y no tienes ninguna posibilidad de vencernos — recalcó Cisne, Fénix cerró los ojos y luego se burló de todos ellos.

—Si eso es lo que piensan, demuestrenme cuánto valen sus puños contra mí. Tal como ocurrió haces seis malditos años — contestó.

—¿Hace seis años? — andromeda cuestionó.

—Así es... ¡¡Y tu vas a ser la primera en morir!! — Cisne se interpuso entre el y Andromeda.

—¿Y qué? ¿Piensas utilizar la ilusión diabólica otra vez?... Tú dijiste que el mismo ataque no puede ser utilizado si ya ha sido visto... ¿O yo me equivoco?

—¿Es que acaso tú puedes evitarlo?

—Tú pregunta me ofende, adelante... Haré que seas tú quien reciba su propio ataque — tanto Fénix como Cisne se miraban con tanta indiferencia.

—Acepto el reto, veamos si eres capaz de frenar mi ataque.

Fénix corrió en dirección a donde Cisne se encontraba para lanzarle su ilusión diabólica, sin embargo, el santo de los hielos tenía un as bajo la manga, con su polvo de diamantes logra esquivar dicho ataque que luego rebotó e impactó contra su propio portador.

Tanto Pegaso, Dragón y Andromeda quedaron impresionados por el ataque de su compañero, desde ese momento Fénix quedó completamente estático.

—I...Ikki...

Saint Seiya ChroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora