32. Desafíando al León 2/2

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—¡Aioria!

El hombre de la armadura dorada miraba a Seiya, por otra parte Shaina mostraba pavor hacia el Santo de Leo e insistió en decirle a Pegaso que escapara lo más pronto posible. Este último no hizo caso a las palabras de la chica.

—Veo que sigues siendo el mismo de siempre Seiya — Aioria le dijo.

—Ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos Aioria, tu tampoco has cambiado  — respondió, Aioria se avecinaba a Seiya pero Shaina se puso de escudo ante el castaño.

—Yo me encargaré de él Aioria... por favor — Shaina rogaba al caballero Leo.

—Hazte a un lado Shaina, esto no te incumbe... No quiero lastimarte — le dijo.

—Pero Aioria...

El de ojos verdes movió un solo dedo y un fuerte destello lesionó a Pegaso y Ofiuco al mismo tiempo.

—¿Dónde tienes la armadura dorada? ¿Y dónde están los demás? — Aioria preguntó, Seiya se levantó.

—Ahora entiendo... Fue el gran patriarca el que te ha mandado a matarme — Levantó la mirada y se encontró con Leo quien estaba a punto de chasquear los dedos. —Entonces no me queda de otra que luchar contra tí, aún si eres mi superior... ¡No dejaré que te lleves la armadura! — exclamó.

—Por el bien de nuestra amistad Seiya, si me dices en dónde tienen la armadura te dejare vivir...

—¡No te diré! Prefiero luchar contra tí que entregarte la armadura y la vida de mis amigos... ¡Meteoro de Pegaso! — cada uno de los golpes de Seiya fueron esquivados por Aioria.

—Eso es tu meteoro de pegaso... ¿Esto fue todo lo que Marín te enseñó durante tus seis mediocres años de entrenamiento? — habló serio, Seiya reaccionó.

—¡Maldicion! Mis meteoros no le han hecho nada — pensó.

—Tus puños fueron muy lentos que ni siquiera me tocaron un pelo. Esa es la desventaja que los caballeros de bronce y plata tienen ante los caballeros de bronce — replicó Aioria. —Alcanzamos una velocidad de 300 kilómetros por segundo, algo que es difícil de superar por parte un caballero de bronce como tú — Seiya quedó asombrado ante la respuesta de Aioria.

—Increíble... Eso significa que tú...

—Asi es Seiya, los caballeros dorados superamos la velocidad de la luz — levantó su brazo izquierdo y una serie de destellos hirieron a Seiya.

—¡¡Ahhh!! — Seiya terminó estrellado en las paredes del hospital. —¡Diablos!... Si que es muy fuerte... Es imposible que logré salir victorioso... — pensó.

—Aun estás a tiempo de salvar tu vida, de no estarlo entonces no voy a tener piedad de tí... Por última vez, ¿dónde tienes la armadura dorada? ¿Y en dónde están los caballeros restantes? — Aioria iba a atacarlo.

—Ya te lo dije... ¡No pienso darte la vida de mis hermanos y amigos!, Aunque tengas que matarme, nunca te diré dónde están — contestó.

—De acuerdo... Si esto es lo que prefieres, te mataré con mi puño relámpago — apretó el puño y una fuerte corriente eléctrica emanó de Aioria.

Al momento en que iba a golpear a Seiya, Shaina se interpuso en el camino siendo ella la que recibiera el potente ataque en su espalda, Seiya quedó impactado.

—¡¡Shaina!! —  Seiya la tomo entre sus brazos.

—Se...Seiya... — sonrió débilmente. —Una amazona...solamente puede... matar al que vea su rostro o... Deberá amarlo. — el castaño se sorprendió.

Saint Seiya ChroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora