28. La diosa

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Genial, mi padre es un desgraciado, la armadura que pensé que era falsa no es falsa y Saori que dice ser Atena ha sido secuestrada ¿Qué más falta? Que el santuario entero venga a por nuestras cabezas.

Sarcásticamente pensaba Seiya quien seguía dando cacería a aquellos cuervos que minutos antes habían secuestrado a la pelo lila.

Por otra parte, las aves llegaron a una montaña donde un caballero de plata les esperaba con los brazos abiertos, los cuervos dejaron a la chica en el suelo para que aquel hombre corroborara si se trataba de la  "supuesta diosa".

—Muy bien pequeña, veamos si lo que dicen de ti es cierto.

Seiya lanzó su meteoro en contra de aquel sujeto, el santo de plata le miró.

—¿Quién eres tú?

—Soy Seiya, el caballero de pegaso. ¡Suelta a esa muchacha!

El santo de plata reaccionó de forma sorpresiva tras escuchar al castaño.

—No puede ser... Se supone que Misty y el resto de mis colegas acabaron con ustedes.

—Lamento decirte que fueron ellos los que cavaron su propia tumba — afirmó pegaso.

—No es cierto... — gruñó. —Vas a lamentar haberte metido con los caballeros de plata, yo Jamian de cuervo acabaré contigo, mis hermanos cuervos te sacarán los ojos... ¡Ataquenlo!

El santo de plata dió orden a las aves de atacar a Seiya, sin embargo este fácilmente las esquivó y lanzó el meteoro de pegaso contra ellas.

—¿No que tus aves me sacarían los ojos? — fanfarroneó Pegaso, el caballero de plata sonrió.

—¡Jajaja! eso supuse, en cambio terminaste cayendo en mi trampa — Seiya abrió los ojos como platos al no tener movilidad de sus piernas, esto debido a que las plumas de las aves lo dejaron atrapado hasta tal punto de cubrir por completo su cuerpo.

El santo plateado golpeó a pegaso para irse con Saori al santuario, pero, al momento de hacerlo notó que las plumas que tenían atrapado a Seiya comenzaron a moverse bruscamente.

—Vamos... Arde cosmos... No dejes que ellos...se salgan con la suya... ¡enciende tu máximo poder!

Pegaso logró esparcir las plumas que lo tenían apresado, Jamian se sobresalto. No obstante, los cuervos se encontraban muy lejos del alcance del castaño.

Aún así el caballero de bronce no iba a dejar que se saliera con la suya, desde donde se encontraba lanzó nuevamente su meteoro de pegaso dándole a las aves las cuales dejaron caer a la chica. A toda velocidad corrió tras ella logrando atraparla en sus brazos provocando que el castaño se lesionara el brazo, ambos estaban cerca de un acantilado.

La chica aún seguía inconsciente pero sin presentar herida alguna lo que alivio a Seiya.

—Lo siento Jamian, pero dejaremos nuestra pelea para después.

—Apenas empezamos y ya te estás  rindiendo, Seiya.

Seiya escuchó la voz de cierta persona la cual conocía perfectamente, una mujer de cabellera verde que portaba su armadura y su máscara apareció frente a él. Se trataba de Shaina de Ofiuco quien venía a arreglar cuentas pendientes con cierto castaño tras su combate anterior.

—Cuánto tiempo sin vernos Seiya, no sabes lo mucho que he esperado por acabar contigo — replicó la mujer mientras apretaba sus puños.

—Me imagino, pero ahora no me interesa pelear con ninguno de ustedes — respondió.

Saint Seiya ChroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora