40. Ímpetu

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Una brisa fría abrazó todo el templo mientras aquel hombre de vestimenta dorada y rasgos franceses caminaba hacia el caballero Cisne, para él era más que una sorpresa tener frente a sus ojos aquella persona con la cual entrenó durante años atrás en los que este era un simple niño.

Camus era su nombre y ahora estaban cara a cara, Hyoga hizo reverencia a aquél caballero que simplemente le miraba con gesto serio.

—Ma-Maestro Camus, ha pasado mucho desde la última vez que estuve contigo.

El mencionado no dijo nada.

—Debo suponer que he llegado hasta tu templo, Acuario.

—Estas equivocado... — cisne levantó la vista. —Este es el Séptimo Templo, Libra. Mi templo está más adelante.

—¿En libra? Entonces, el caballero que resguarda esta casa debe de estar aquí. ¡El maestro de Shiryu está aquí!— el rubio miró a todas partes.

—Debería de estarlo, pero lleva muchos siglos sin colocar un pie en este lugar... El templo está solo.

—Entiendo... Pero, si estamos en Libra ¿Qué haces aquí maestro?

Camus lo miró fijo.

—Acaso no es obvio... Vine a frenar tus intenciones — Cisne se levantó. —Hyoga, si aprecias mucho tu vida no des un paso más. Es mejor que te retires de aquí o yo mismo me encargaré de sacarte aunque sea a la fuerza.

Hyoga negó la orden de su maestro.

—Lo siento mucho maestro, se que te debo respeto pero no voy a hacer caso a tus palabras... No está vez. Debo llegar con mis amigos hasta donde se encuentra el patriarca.

Camus cerró los ojos.

—Muy bien, no me dejas de otra Hyoga.

Levantó su mano izquierda y una fuerte ráfaga de cristales de hielo arremetieron contra el caballero Cisne hasta dejarlo en el suelo.

—¿Qué esperas Hyoga? Si tanto deseas pasar al siguiente templo tendrás que hacerlo sobre mi cadáver.

Hyoga se puso de rodillas mientras alzaba nuevamente la mirada hacia Camus.

—No... no me atrevo... a ponerte una sola mano... No puedo atacar a mi propio maestro.

Dijo aún manteniendo esa postura.

—Sigues siendo el mismo niño tonto e inmaduro, no haz cambiado nada. Ni siquiera puedes actuar como un verdadero caballero, cómo piensas que vas a luchar si sigues manteniendote como tal. A pesar de haber hundido el barco donde yacía el cadáver de tu madre no puedes dejar de ser tan sentimental.

La mente de Hyoga hizo clic al momento en que escuchaba las palabras de su maestro, recordó el maremoto que ocurrió en aquella ocasión pero jamás se iba a imaginar que todo había sido obra de la persona que estaba encarandolo. Hyoga apretó el puño mientras se levantaba y trataba de calmar su ira pero al final sus emociones estallaron.

—¡Asi que tú eres el responsable! ¡¿Dime porqué hiciste eso?!, ¡Me arrebataste la posibilidad de volver a ver a mi madre!, ¡Me arrancaste el lugar donde mi alma podía permanecer en paz aunque sea por un instante! ¡¡Ella era importante en mi vida!! ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! ¡¿Por qué?!

No obstante el caballero de Acuario le respondió de cruel manera.

—¡Ya cállate! ¡¡Estoy harto de escuchar los mismos lloriqueos por el mismo muerto!!. Agradece que te quite de encima esa gran carga de conciencia que te hacer ver un débil, y si lo que hice lo consideras una humillación pues entonces lucha conmigo.

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