|41|: Parque De Diversiones

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Este capítulo va dedicado especialmente a: IraidaJimenezDiaz  gracias por apoyar esta historia

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Este capítulo va dedicado especialmente a: IraidaJimenezDiaz  gracias por apoyar esta historia.


Nadie está preparado para ella. Nadie puede ser merecedor de su amor. Nadie es tan valiente como para tenerla. Nadie es tan especial como para poseer sus labios. Pero entre tantos me miró a mí. Igual sigo siendo nadie comparado con ella que lo es todo.

Mis manos caen de su cuerpo, pero una sincera sonrisa me asalta los labios.

—Ahora somos Herlotte y Rades —digo en un modo suave, real y tranquilo.

En sus labios también se arquea una sonrisa, volviéndose hacia mí con su respiración un poco agitada. Me sostiene la mirada y siento la misma atracción que desde hace un tiempo ella produce en mí. Una gravedad innegable me reta a romper ese espacio que hay entre los dos, así que vuelvo a acunar su rostro y me inclino para sentir de nuevo sus labios sobre los míos. Mis manos se deslizan por su cuello, apretando suavemente su garganta con mis pulgares mientras mi lengua se abre paso dentro de su boca. Ella me vuelve a sujetar mientras siento la presión de sus labios contra los míos con mucha sexualidad. Sus manos bajan hasta mis hombros, rozan mis brazos y finalmente se posan en mi región lumbar, produciendo un escalofrió por todo mi cuerpo y noto como la excitación de mi cuerpo me grita que quiere más. La estrecho mucho más contra mi cuerpo, apoyando mis manos en sus caderas. Sus dientes muerden con delicadeza mi labio inferior.

Me muero por desnudarla, admirar cada uno de sus lunares y que entre gemidos suelte mi nombre.

Estoy a punto de meter mis manos por dentro de su camisa cuando unos golpecitos en la puerta nos obligan a separar nuestras bocas. Can la respiración entrecortada Charlotte dirige su vista a la puerta al mismo tiempo que un rubor evidente colma sus mejillas.

—Debe ser Mauricio —comenta.

Tomo aire y aunque mi cerebro me grita que ignore lo que sea que haya interrumpido este momento termino asintiendo con la cabeza.

—Lo más seguro.

Ella se levanta de mi regazo y me ayuda a mí a ponerme de pie.

Nuevos golpes en la madera me hacen emprender una apresurada caminata hacia la puerta. Antes de abrir arreglo mi pelo y mi camisa que ahora está hecha un desastre.

Efectivamente al abrir me consigo con el rostro de Mauricio, sin embargo, toda mi atención se concentra en una caja que él sostiene entre sus brazos.

—¿Qué pasa, Mauricio? —pregunto.

—¿Puedo entrar? —investiga, ignorando mi pregunta.

Frunzo mi cejo.

—¿Qué pasa? —insisto.

—El señor Seth me pidió traerle un regalo —contesta mientras estira la caja hacia mí. —Feliz cumpleaños, joven.

Perfecta Destrucción| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora