|38|: Confesiones

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Este capítulo va dedicado especialmente a: amichi345   gracias por apoyar esta historia

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Este capítulo va dedicado especialmente a: amichi345   gracias por apoyar esta historia.


Narrado por Hades Bach:

«Ha-Hades, Érebo está en el hospital» «Me han llamado para decirme que está en el hospital Regional»

Las palabras tambaleantes por parte de Aisha hacen eco en mi cabeza al mismo tiempo que cualquier tipo de escenario pasa por mi cabeza. Quizás tuvo algún problema y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente o tuvo una sobredosis que tan salvaje que fue necesario llevarlo al hospital. Me hago millones de teorías sin saber con claridad porque estoy llenado al hospital, pero el miedo en mi interior puede conmigo.

—Maneja a toda velocidad, Mauricio —exijo con la voz tiñéndose de desesperación.

Sin dudarlo Mauricio sube la velocidad a una casi ilegal para las calles de la ciudad.

Charlotte va a mi par y puedo sentir como el desconcierto sigue inundando sus fracciones.

Ella se encontraba conmigo cuando recibí la llamada y aunque estaba desestabilizado por lo que escuchaba sentí la necesidad de sujetarla de la mano y traerla conmigo. Aun no sé muy bien porque el motivo de esa actuación, supongo que la quería a mi lado en este momento donde más miedo tengo.

—Hades —habla con tranquilidad. Intuyo que quiere trasmitirme algo de paz.

Me llevo mis manos temblorosas hasta el rostro.

—Lo siento por haberte traído —murmuro —no... no sé qué es lo que ocurre.

—No tienes por qué disculparte —responde acongojada. Estira una de sus manos hasta que enreda sus dedos con los míos —siempre que me necesites, voy a estar.

Por un momento me quedo sin aliento al tener su mano entrelazada con la mía. Sus piel cálida y sus palaras de ánimo creo que es una de las cosas que siempre voy a necesitar.

—Me llamaron para decir que Érebo está en el hospital —explico la situación cuando ya estoy más calmado —no me dijeron el por qué —meneo la cabeza con frustración —. Solo espero que este bien.

Noto como sus dedos se presionan con muchas más fuerza conmigo.

—Estará bien.

Respiro en repetidas oportunidades al asentir con la cabeza.

—Estará bien —repito.

Durante todo lo que queda de viaje me aferro a los dedos de Charlotte para evitar que mi cuerpo entero tiemble y cuento cada segundo antes de que Mauricio estacione en la zona de emergencia del hospital.

Una vez el auto se estaciona suelto la mano de Charlotte, abro la puerta y me bajo a toda prisa del coche. Camino con pasos airados dentro de la sala de emergencia, durante esa eterna caminata me tropiezo con varias personas, escucho a la lejanía los gritos desesperados de algunas personas que han recibido malas noticias y un guardia intenta detenerme, pero yo lo esquivo y sigo andando. Por fin consigo llegar a la recepción de la sala donde una chica vestida con un uniforme blanco me mira con sorpresa.

Perfecta Destrucción| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora