Hades Bach.
Érebo Bach.
Seth Bach.
Nix Bach.
Cuatro hermanos que ocultan secretos tan temibles como el mismísimo infierno.
¿Te atreves a conocerlos?
Créditos de la portada a: @Aughostn
Obra registrada en Safe Creative.
Código: 2103017057970
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Nuevamente les traje cap antes del día acordado, así que recuerden dejar su estrellita.
Mis nervios son tantos al tener a Hades tan cerca que debo apretar una de mis manos en un puño para intentar calmar los latidos de mi corazón.
Sus ojos examinan cada extensión de mi rostro y vuelve a retomar su postura.
Una vez su cercanía cesa suelto todo el aire que no me había dado cuenta, estaba reteniendo. El sonido de mi móvil es lo que me hace volver a mi entorno. Meneo ligeramente la cabeza, buscando el celular que no deja de sonar.
—Hola —hablo al descolgar.
—Char, ya estoy aquí afuera —la dulce voz de mi madre vibra del otro lado.
—¡Ah! Ya voy. —Cierro el casillero, echándole una corta ojeada a Hades que mantiene su interés puesto en mí. —Mamá, quiero pedirte permiso para ir a un lugar.
Escucho que una risa silenciosa brota de los labios de Hades.
—Sal y aquí hablamos.
—Bien.
Bajo el teléfono de mi oreja al oír que la llamada ha finalizado. Levanto mi vista, clavándola en el chico que tengo delante.
—¿Me acompañas a pedir permiso?
Él arregla el bolso que ya cuelga de su hombro.
—Si es conmigo te dará permiso —asegura, poniendo en marcha sus pasos.
Lo miro de arriba abajo y soltando un suspiro, lo sigo.
Sigue siendo un egocéntrico.
Avanzamos por los pasillos de la preparatoria en absoluto silencio, salimos y visualizo a mi madre aferrada al claxon mientras agita una de sus manos fuera de la ventanilla para llamar nuestra atención. Hades se aproxima a la dirección en la que se encuentra el auto rojo de mi madre y yo a su par.
—Hola, mamá —la saludo cuando ya llegamos a su altura.
Una sonrisa esplendida se abre paso en sus labios que van maquillados en un tono carmín.
—Hola, cariño.
Hades hace un leve asentimiento con su cabeza.
—Hola, señora.
Cuando los ojos verdes de mi progenitora se conectan con los de Hades su rostro se maravilla.
—Hola, Hades —le dedica una sonrisa —. ¿Cómo estás?
—Bien.
Lanzo una mirada al interior del coche. Dentro veo a Cameron ya sentado en el asiento del copiloto.
