Hades Bach.
Érebo Bach.
Seth Bach.
Nix Bach.
Cuatro hermanos que ocultan secretos tan temibles como el mismísimo infierno.
¿Te atreves a conocerlos?
Créditos de la portada a: @Aughostn
Obra registrada en Safe Creative.
Código: 2103017057970
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Siempre al ir a una fiesta lo más importante es tu vestimenta y las ganas que tengas de ir, ¿y sabes qué? No tengo ni una buena vestimenta, ni mucho menos ganas de ir así que estamos mal.
Madi me ha enviado por WhatsApp las prendas que usará para asistir a la fiesta. Usará una falda de cuero brillante, un crop top blanco, una chaqueta que hace juego con la falda y botas. Un outfit perfecto para asistir a una reunión donde habrá alcohol, jóvenes sedientos por tener una noche de pasión y uno que otro que irá obligado (estoy en el grupo de los últimos mencionados).
Después de una búsqueda minuciosa por mi nada amplio armario me di cuenta que necesito urgentemente ir a una tienda de ropa y gastar aproximadamente un millón de dólares.
Mi armario está tan grave como mi vida amorosa. Un fracaso total.
Dejo en el colchón de mi cama el pantalón que creo es el más probable que debo usar para asistir a una reunión como está. Es un blue jeans que se amolda muy bien a mi cuerpo, la parte superior de mi cuerpo la he decidido vestir con un suéter color beige y como siempre llevaré mis cómodas y preciadas Converse. Estoy segura que este outfit es el menos indicado para llegar a una fiesta, pero es lo que hay y no puedo hacer más. Además, que es la ropa con la que me siento cómoda.
Seco mi mojado cabello con la toalla que he enrollado en este, prosigo haciendo lo mismo por mi cuerpo. Hecho esto comienzo con el proceso de vestirme.
Ya estando vestida me maquillo un poco mis rostro, lo normal; compacto, una pizca de rubor y rímel para oscurecer mis pestañas. Concluyo que dejaré mi cabello suelto, por suerte lo rojizo de mi melena hace que se vea bien.
Veo mi reflejo en el espejo del baño. Para ser sinceros sé que esta noche me encontraré muchas chicas mucho más hermosas que yo, sin embargo, la ventaja que tengo es que es que si nos toca correr voy a ser la primera en llegar mientras ellas tratan de correr en sus altos tacones.
Mi teléfono suena en algún lugar de la habitación, salgo del baño y lo encuentro en la mesita de noche que tengo a un lado de la cama. Camino hasta la mesita y cojo el objeto que no deja de sonar.
—Madi —digo, descolgando la llamada.
Del otro lado escucho una risa.
—Charlo…ya vamos llegando.
En lo más profundo de mi alma quería que dijera que ya no iríamos, que habían suspendido la fiesta y nunca más realizarían una reunión juvenil.
Muerdo un poco mi labio inferior.
—Está bien.
Finalizo la llamada y guardó el móvil en el bolsillo trasero de mi jeans. Arreglo la pretina de mi pantalón alrededor de mi cintura y sin darle más largas al asunto me encamino a la puerta de mi habitación para salir de ella.
