Hades Bach.
Érebo Bach.
Seth Bach.
Nix Bach.
Cuatro hermanos que ocultan secretos tan temibles como el mismísimo infierno.
¿Te atreves a conocerlos?
Créditos de la portada a: @Aughostn
Obra registrada en Safe Creative.
Código: 2103017057970
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Advertencia: Capítulo con contenido +18
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Este capítulo va dedicado especialmente a: daymarcastellanos gracias por apoyar esta historia. ♥
Narrado por Charlotte Sellers:
«No te cubras. Una maravilla como tú debe ser admirada» sus palabras son como potentes tranquilizadores para los nervios que me estaban presionando el pecho.
No es fácil exponer tu cuerpo desnudo a una persona ajena a ti, es realmente difícil ser consciente de que estas a punto de entregarte por completo a alguien, pero con Hades me siento tan segura que hace que este momento tan íntimo sea menos complicado de lo que un día imaginé. Estoy completamente segura que me estoy entregando al que podría ser por mucho mi primer amor.
Los nervios consumen mi interior, mi piel se eriza al sentir como sus dedos la rozan y mi corazón parece estallar por la excitación, la emoción o la adrenalina que me recorre.
Hades se encuentra acomodado entre mis piernas, sus dedos tocan cada centímetro de mi piel y sus ojos se afincan sobre mi rostro, como si quisiera guardar esta imagen en lo más profundo de su memoria.
Aprieto mis parpados, disfrutando de lo que mi imaginación es capaz de recrear. Imagino su boca entre mis muslos, chupando y probándome. Gimo ante las imágenes que me ofrece mi cerebro.
Tan pronto sus dedos tocan mi intimidad siento mi clítoris palpitar y un remolino de emociones me disparan el pulso. No abro los ojos, en vez de eso echo mi cabeza hacia atrás y aprisiono mi labio inferior con mis dientes. Sus dedos comienzan sutiles movimientos en círculos, moviendo la humedad entre mis piernas, provocando que mi cuerpo vibre en escalofríos de placer. Sin darme cuenta mi cuerpo comienza a balancearse en busca de más. Sus movimientos poco a poco van subiendo de ritmo. La piel de mis pezones de endurece en el aire y mi cuello se arque hacia atrás.
Dios, esto se siente tan bien.
Muerdo la comisura de mis labios, necesitando más.
Sus dedos siguen frotándome en círculos y yo abro los ojos para registrar este momento en lo más profundo de mis recuerdos. Sus ojos ya me miran con sus pupilas dilatadas por la lujuria, pero en cuanto sus labios se tuercen de lado todo dentro de mí parece precipitarse a sensaciones inexplicables. Respiro rápido con los latidos de mi corazón en un hilo.
Él detiene sus movimientos, levanta su mano, se lleva la mano a los labios y con suma seducción se chupa cada uno de sus dedos sin dejar de mirarme. Mi cuerpo arde, mis pecho se desboca y el deseo de sentirlo dentro de mi nubla mi tela de juicio. Mi cuerpo se sacude por la necesidad de sentir sus dedos sobre mi piel, con un hilo de sudor ya resbalando por la curva de mi espalda. Sus luceros están fijos en mí, sin pestañar y con su cuerpo a unos pocos centímetros del mío.
