|36|: Recuerdos

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Este capítulo es dedicado especialmente a: @RominaAnaquin después de tanto recordé la dedicación, lo siento por la tardanza y te deseo un feliz cumpleaños adelantado

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Este capítulo es dedicado especialmente a: @RominaAnaquin después de tanto recordé la dedicación, lo siento por la tardanza y te deseo un feliz cumpleaños adelantado. Gracias por leerme.


Una vez escuché que las almas rotas siempre son las más hermosas de todas, que cada uno de sus fragmentos poseen un gran esplendor y que al final esas almas son las que entregan los sentimientos más bonitos. Hoy lo comprendo.

Estando entre los brazos de Hades percibo que es el abrazo más real que alguien me ha dado, es un abrazo que hasta mi alma puede sentir, así que sí, las almas más dañadas son las que pueden trasmitir con mucha más intensidad.

Los sollozos que escapan de mis labios son cada vez más débiles hasta que se convierten en silenciosos jadeos. Aprieto la tela de su suéter entre mis dedos.

—Eres muy valioso para mí —mascullo aun con la voz débil. —Vales todo, Hades.

Tras mis palabras lo siento tensarse, los movimientos que hace con sus manos cesan y por un momento solo lo escucho respirar. De pronto sus manos bajan de mi cuerpo.

—Me odio a mí mismo —suelta sin ninguna emoción que lo detenga.

Niego contra su pecho al tiempo que algo dentro de mi pecho quema.

¿Cómo es que puede decir eso? Nadie debería odiarse a sí mismo.

—No-no digas eso, por favor —pido sin ser capaz de alzar la mirada para verlo a los ojos.

Con cuidado se separa de mi cuerpo, guía sus manos a mis mejillas acunado mi rostro y con su pulgar aparta las lágrimas que siguen resbalando por mis mejillas.

—Mírame a los ojos —pronuncia con más fuerza.

Paso mi lengua por mis labios y cogiendo coraje subo mi vista a sus ojos. Ellos se observan rotos, opacos y con un gran dolor consumiendo sus pupilas.

Mi corazón se estruja, no pudo contener un sollozo. Alzo mis manos hasta arropar las de él.

—Hade...Hades —balbuceo.

—Esto es lo que soy, Charlotte —objeta dejando que su frente roce la mía —esto es lo que jodidamente soy.

Me muerdo ligeramente el labio inferior para reprimir las ganas de echarme a llorar de nuevo. Mi barbilla temblequea.

—Yo estoy aquí. —Busco animarlo, aunque la verdad no sé si en estos momentos sea lo suficientemente fuerte para hacerlo. —Yo voy a estar aquí y sé que podremos mejorar.

Una sonrisa de su parte me impacta, pero es una sonrisa triste.

—Conmigo nadie puede mejorar.

Oprimo mis manos con más ímpetu contra las suyas.

—Entonces empeoremos —dictamino sin ni siquiera razonar lo que digo, ahora quiero que él sienta que estoy aquí sin importar nada —, pero hagámoslo juntos.

Perfecta Destrucción| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora