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«Ahora la noche está llegando a su fin.
El sol saldrá y nosotros vamos a intentarlo de nuevo»

Truce (Twenty one pilots)

Truce (Twenty one pilots)

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Narra Louis:

Es gracioso darme cuenta de que no he tocado fondo. Es como si estuviera flotando en medio de la oscuridad, a mitad del camino. Me siento paralizado. Veo una luz al final pero está muy lejos y a este punto, ya me quedé sin fuerzas.

Future for me era un edificio alto y bien cuidado. No era imponente y no generaba terror al verlo. Adentro los pasillos eran anchos y demasiado iluminados. Un enfermero me guiaba por ellos. No me había dicho a dónde iba y esa mañana me había levantado sin ganas de nada; no dude en seguirlo. No desconfié de él ni me pregunté si era buena idea no cuestionarle el destino. Esa mañana la vida me daba igual, si la perdía en esos pasillos no me espantaba la idea. Solo quería descansar. Me sentía demasiado exhausto y cada paso se volvía más pesado que el anterior.

Poco después el enfermero tal vez se sintió incómodo. Me dijo su nombre y su edad. Se llamaba Paul Hamilton y tenía cuarenta y tres años. Me consideraba a mí mismo bueno para leer personas y por su rostro de amargura deduje que su empleo no era el mejor, o al menos si en algún momento lo amó, ahora era claro que detestaba hacer lo que hacía. Quise decirle que en su lugar también lo odiaría pero me guarde las palabras y me límite a seguirlo. De vez en cuando me ayudaba a caminar cuando las fuerzas me fallaban, las piernas me temblaban y de no ser por sus manos, hubiera terminado en el suelo. Lo alejaba rápidamente de mí y seguía caminando. Si Paul se sintió molesto de la forma brusca con la que apartaba sus manos de mí, no me lo hizo saber y continúo en silencio.

Observé las personas, intenté ver más allá de sus ojos y ver otra cosa que no sea amargura; fallé. Future for me estaba llena de personas abandonadas con historias más tristes que las que reflejaban sus miradas. Estaba caminando entre ellos que podían entenderme, que sabían lo que era no tener control sobre ti mismo y lo que dices o haces. En ese lugar, o en cualquier otro solo éramos un saco de hueso que buscaba una última oportunidad. Una última chance para darle a Dios, a la vida, al destino, de mostrar una razón para seguir de pie y respirar.

Paul me llevó a una habitación donde cambié mis vestimentas por una bata suave de color lila. Estaba asustado. La idea de darme vuelta e irme me pasó por la cabeza muchas veces.

Llegamos a una puerta blanca ubicada al final de un extenso pasillo. Tenía pegatinas sonrientes pegadas por todos lados. Me llamó la atención ver dibujos infantiles y me pregunté si aquí también había niños y de ser así, ¿Qué les podría haber pasado para terminar aquí? ¿Qué les habían hecho?

¿Les tocó vivir lo que a mí?

Paul golpeando sus nudillos contra la madera me sacó de mi letargo. Tras abrirse, un señor mayor apareció sonriendo abiertamente. Tenía arrugas alrededor de sus ojos, cabellos entre negros y grises y sus ojos café ocultos tras un par de viejas gafas gruesas y redondas. Vestía una bata larga color blanca, similar a la de los laboratorios.

In the dark. «Larry Stylinson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora