Uno tenía demonios que lo consumían. El otro estaba casado felizmente.
Ellos no necesitaban amarse. Uno estaba roto. El otro intentaba arreglarlo sin éxito.
No se necesitaban y al mismo tiempo, no podían estar lejos del otro.
O donde Louis termina e...
«Me gustaría que estuvieras aquí, porque en este momento, todo es nuevo para mí. Sabes que no puedo luchar contra esta sensación»
Right now (One direction)
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Narrador Omnisciente:
Algo que Louis noto a primera vista de Harry, y fue quizás la primera cosa que odio de él, era la insistencia que ponía en prometer que ese era el primer paso a lo que él llamaba con entusiasmo "Una pronta recuperación" ignorando por completo que ser optimista, era en lo último que se pensaba en ese lugar. Ni su sonrisa grande, ni sus ojos que cargaban una inocencia molesta podían convencer a algunos de los presentes de ser optimista. Louis le miraba para entenderlo, sin escuchar lo que decía, preguntándose como había hecho para conservar la tierna ingenuidad que se pierde cuando se termina la infancia.
Y cuando pensaba que no podía caerle peor, anunció lo que tanto temía:
Hora de comer.
Los guió hacia la cocina, explicándoles que era común llevarlos el primer día ahí, para que estuvieran al tanto de que la comida era de la mejor calidad, porque sabía que los ponía inquieto no saber que se llevaban a la boca. Para ese punto, Louis comenzó a preguntarse en qué demonios había pensado para decidir que terminar ahí sería buena idea.
- Bien, les propongo un trato -dijo Harry simpáticamente. Louis se preguntó si en algún momento, dejaba de sonreír -. Yo entiendo que esto es nuevo para ustedes, aterrador si quieren. Estar rodeados de extraños que te vigilen mientras comes... debe ser duro, en especial para ustedes -se cruzó de brazos, poniéndolos a la altura de su pecho -. Así que... con que hoy coman la mitad estará muy bien.
Los cuatros muchachos se sentaron dudosos, no se molestaron en disimular el miedo o el desagrado que les dió ver los platos repletos de fideos y una salsa blanca. Se quedaron en silencio, tan solo contemplando para ver si con la mirada podían calcular cuántas calorías había ahí y en qué demonios pensaban cuando decidieron que los carbohidratos podía ser el mejor plato de bienvenida. Niall fue el primero en comer, con los ojos apretados para ahorrarse la vergüenza que le daba verse seducido por la comida. Llevaba tres días sin probar bocado, había entrado en una huelga con la ingenua esperanza de así no ser enviado a Future for me, pero solo había sellado su estadía en el lugar. El estómago le rugió, aplacó las voces que le decían que se detuviera; se llenaba la boca y gemía gustoso por el sabor. El único feliz con ver esa escena, fue Harry.
El resto seguía sin tocar la comida. La miraban de miles de formas como si en algún momento y por arte de magia fuera a desaparecer. Ignoraban sin éxito los ruidos que un hambriento Niall hacía mientras comía.
Zayn decidió coger un bocado y masticarlo, tal vez y con suerte lograría despistar a Harry. El truco estaba en mantener la comida en la boca para crear la ilusión de estar comiendo. Había descubierto esa técnica en su niñez y la había perfeccionado en su adolescencia para luego darse cuenta de que había perdido en dos semanas, cerca de cinco kilos, un logro que todavía contaba orgulloso.
