Uno tenía demonios que lo consumían. El otro estaba casado felizmente.
Ellos no necesitaban amarse. Uno estaba roto. El otro intentaba arreglarlo sin éxito.
No se necesitaban y al mismo tiempo, no podían estar lejos del otro.
O donde Louis termina e...
«Te conocí en la oscuridad, tu me levantaste. me hiciste sentir como si fuera suficiente»
Say you won't let go (James Arthur)
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Un mes después…
Había pasado un tiempo desde la última vez que se vió en el espejo. Llevaba tres meses en Future for me, y nunca había tenido tiempo ni el deseo de hacer un inventario de si mismo. El primer cambio que notó, fueron sus ojos. Se veían extraños, brillosos ¿Cuándo había sido la última vez que vió así? No lo recuerda, pero no le disgustaba lo que veía.
Ahora dormía, no habían pesadillas, no había miedo.
Odiaba admitirlo, pero pensaba en Harry con más frecuencia de la que era capaz de decir en voz alta.
Le preguntó a Harry si él también había notado que los ojos los tenía distintos, pero no le respondió nada en esos momentos. Había guardado silencio y respondió esa pregunta una semana después, cuando luego de besarlo dulcemente le había dicho que si, que los notaba distintos, más lindos que antes, más brillosos.
Entonces comprendió que eran ese tipos de acciones que lo tenían pensando en él. Era justo decir que ese cambio significativo era por su causa y no hablaba de sus ojos ni de su peso, sino más bien de esos días en los que Harry parecía comprenderlo aún sin saber sobre su pasado. Siempre de alguna forma, lo hacía sonreír, incluso en esos días en los que los recuerdos volvían, cuando la oscuridad se volvía insoportable y el silencio se rompía por voces internas, cuando el olor a comida le provocaba mal estar y por momentos quería abandonar todo. Harry se quedaba aunque le gritaba que se fuera y lo sostenía para no dejarlo caer.
El muy infeliz lo hace propósito, pensaba Louis, sonriendo, decidiendo que no le molestaba en lo más mínimo pensarlo.
Stan se siguió presentando los domingos. Lo esperaba en el desayuno con la rosa roja y la mirada ansiosa. Louis finalmente decidió dejar de resistirse y aceptarlo de a poco. Tal vez realmente si estaba arrepentido. Casi no le tenía miedo.
Stan pareció notar el cambio. Louis al menos le hablaba y no se quedaba callado hasta que él se iba con la promesa de volver el próximo domingo. Ahora lo miraba, era capaz de seguirle la conversación y había días en los que él la iniciaba.
Le gustaba pasar con él los domingos, a decir verdad. Encontraba mejor eso que aburrirse en la habitación. Últimamente, Harry faltaba los domingos. Louis prefería no pensar en ello.
Elizabeth había logrado ganarse un poco de su confianza el último mes. El desinterés por la comida los terminó por unir y encontró en ella, una aliada con la que se ayudaba mutuamente a no comer. Estaba con ella cuando Harry no podía estar a su lado. Le gustaba cuando ella callaba y solo observaba porque era malditamente buena leyéndolo y casi siempre le cuestionaba que tipo de relación mantenía con Harry o si solo eran ideas suya, pregunta que Louis no respondía porque ni él mismo lo sabía.
