Uno tenía demonios que lo consumían. El otro estaba casado felizmente.
Ellos no necesitaban amarse. Uno estaba roto. El otro intentaba arreglarlo sin éxito.
No se necesitaban y al mismo tiempo, no podían estar lejos del otro.
O donde Louis termina e...
«Cuando dijiste tu último adiós, morí un poco por dentro»
All I want (Kodaline)
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Elizabeth Rojas siempre tuvo el don de presentir las desgracias, pero no se lo dijo a nadie por miedo a quedar como una lunática. Hasta que una noche, en un sueño se le presentó un tío agarrándose el pecho y gritando por auxilio. Despertó sobresaltada y de tan angustiada que pasó el día, no tuvo más remedio que avisarle a su mamá, y para quedar más tranquila, advertir de paso a su tío que por alguna extraña razón, la tomó en serio.
Más tarde ese día, su tío tenía una reunión importante de trabajo, a la que faltó, influenciado por lo que había soñado. El resultado fue que le habían disparo a un compañero de trabajo en el pecho luego de sufrir un asalto a la salida de la reunión.
"De no ser por ti, mi hermano estaría muerto" le decía su mamá, agradecida y con una dulzura extraña en ella. Le aconsejó que siempre le hiciera caso a lo que sentía.
Cuando dejó que Louis se fuera, algo en ella le advirtió que lo siguiera pero no le hizo caso, convencida de que no era momento de entrometerse, que Harry y él tendrían muchas cosas que hablar y luego, tendría oportunidad de consolarlo.
Aún así, no se quedó tranquila.
Y cuando vió a Harry marcharse sin despedirse y con el presentimiento de que no lo iba a ver más, la incomodidad en su pecho no hizo más que aumentar, a tal punto de sentir que le oprimía el pecho. Sentía que había algo que ella no estaba viendo y le desesperaba no entender qué.
Niall la notaba pensativa, y había preguntado que sucedía en varias oportunidades pero Elizabeth no sabía explicarlo. De pronto tenía una sensación de angustia que no podía poner en palabras.
—¿Tal vez solo sean tus hormonas? -preguntó con cautela, todavía ignorante en esos temas de embarazo a pesar de que leía libros de paternidad hasta el cansancio.
Ella rió —No puedo dejar de pensar en Louis. Pero se que si me acerco en este momento, me echaría a patadas como hace siempre. Estoy comenzando a pensar que no hay un momento perfecto para acercarme a él ¿Pero es correcto simplemente ignorar la situación, esperar días y acercarme? Algo en mi dice que si, pero otra parte me pregunta qué hago todavía sentada y porqué no estoy consolando a mi amigo.
Niall lo pensó un rato antes de hablar —Tal vez me odies por decirte esto, pero todo lo que Louis hizo este último tiempo es destruirse y todavía no te has dado cuenta de cómo nos afectó a todos. Liam ni siquiera puede dormir por las noches, angustiado. Me confesó que una vez casi lo vió tirarse por la ventana, que tiene miedo de que eso pase desde entonces.
—¿A qué querés llegar con esto? -preguntó, consternada.
—Que tal vez deberías entender que no es tu deber ayudar a alguien que no quiere ser ayudado. Eres su amiga, y no me mal entiendas, Louis era un sujeto agradable pero últimamente solo piensa en morirse. No piensa en ti, ni en ninguno de nosotros. A veces es mejor alejarse, aunque duela, y empieces a pensar en tí, en cuidar de tí -le tomó las manos —, porque quiero que vivas, que vivamos, todos.
