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«No digas que eres feliz
porque esto no es amor»

Oh no (Bring me the horizon)

Desde aquel paseo, pasar tiempo con Louis se fue convirtiendo en algo habitual, algo que pasó sin darse cuenta, casi diría que se dió de forma natural

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Desde aquel paseo, pasar tiempo con Louis se fue convirtiendo en algo habitual, algo que pasó sin darse cuenta, casi diría que se dió de forma natural. No fue fácil al principio, y Harry no entendía muy bien que es lo que lo hacía insistir en acercarse a él cuando estaba claro que Louis no se encontraba precisamente cómodo con tenerlo cerca. Sin embargo, el día que caminaban otra vez por Future for me, sin hablar de nada en particular, cuando Louis decidió iniciar la conversación, sentía que cada esfuerzo había válido la pena. Así fue como descubrió que además de sus paseos, también apreciaba mucho las charlas que tenían aunque eran cortas y no decían mucho.

Harry se jactaba de que a veces podía llegar a ser demasiado insistente. En su defensa, había algo acerca de ver a Louis merodear solo que no le gustaba. A pesar de las pequeñas charlas y los paseos que compartían, Louis continuaba aislándose en su mundo. No hablaba mucho con sus compañeros de cuarto ni menos con los de piano. Y fue por esto que Harry comenzó a seguirlo, y cuándo Louis le preguntaba qué demonios hacía, Harry se limitaba a responderle Ser tu amigo ¿Qué más? Antes de ser echado de mala manera. Supuso que al final lo terminó agotando porque cada vez que lo seguía, Louis no le decía nada. Le permitía sentarse bajo el árbol al que siempre iba con la única condición de no abrir la boca. Se relajaba contra la corteza y cerraba los ojos. Harry lo miraba con el mentón apoyado en sus rodillas, preguntándose al mismo tiempo, porqué Louis siempre parecía atormentado.

Poco a poco los silencios se transformaban en monosílabos que después eran palabras cortas. Harry había aprendido  a amar cada pequeño avance que tenían; desde la forma en la que Louis le preguntaba cómo estaba, hasta la manera gentil que tenía ahora de echarlo. Al menos ya no me insulta, festejaba mentalmente Harry antes de dejarle su espacio. También disfrutaba de sus silencios, de verlo con la vista pérdida en algún lado porque era cuando mejor se veía, en su opinión. Se le iba el eterno gesto de seriedad que tenía en el rostro y parecía relajarse realmente, sin estar a la defensiva de nada.

Esto de alguna extraña manera, terminó trayendo problemas a su matrimonio. Amy insistía que no podía pasar tanto tiempo en el trabajo solo porque sí, Dime la verdad, ¿Hay alguien más? Gritaba y Harry solo suspiraba. Nunca le respondía sus acusaciones no porque no quisiera, sino porque no sabía cómo explicarle que no había nadie, pero que últimamente, los paseos duraban un poco más porque ahora era Louis quien siempre se los pedía.

Ella no entendería, pensaba.

Había pasado un tiempo desde la última vez que Stan había llegado inesperadamente un domingo, un mes exacto

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Había pasado un tiempo desde la última vez que Stan había llegado inesperadamente un domingo, un mes exacto. Louis nunca lo esperó. Por eso, cuando Harry lo llamó para informarle que su amigo había ido a visitarlo, no supo cómo reaccionar.

Lo encontró ya en la mesa con el desayuno que le habían servido para ese día. Traía consigo una rosa roja similar a la que trajo el primer día. Louis lo miraba todavía incrédulo, y es que le parecía simplemente fascinante lo descarado que podía llegar a ser. Sin embargo, Stan parecía apagado. Louis se sentó en frente y Stan le miró cansado; parecía que llevaba días sin dormir. No lo saludo, en silencio le estiró la rosa, pidiendo con la mirada no ser rechazado está vez. Louis estiró la mano lentamente antes de tomarla entre sus dedos y aceptarla finalmente.

— ¿Cómo… cómo te sientes hoy? -preguntó Stan. Louis nunca lo había visto actuar tan tímido.

Se tomó su tiempo para responder. Jugó con la rosa entre sus dedos antes de suspirar — ¿Qué haces aquí? -preguntó porque no entendía a qué jugaba ¿Qué quería lograr poniendo esa carita de cachorro perdido? ¿Y por qué le generaba lástima verlo así? — Necesito saber qué planeas ¿Pretendes continuar burlándote de mí? ¿Te gusta ver cómo terminé? ¿Te genera placer verme acabado? ¿Es eso?

— No, Louis… por dios ¿Qué estás…?

— Entonces dime qué es, porqué no entiendo qué haces aquí, con una rosa, actuando como si nada hubiera pasado cuando para mí, todo sigue vivido. Estoy… estoy asustado de verte aquí. Todavía me aterras.

Stan abrió y cerró la boca muchas veces sin saber que decir. Finalmente suspiró. Tragó saliva y se rascó las manos frenéticamente — Solo… quería verte. Las cosas últimamente no me están saliendo bien y todo en lo que puedo pensar es… en ti, en lo que te hice. Lamento si… vine sin avisar. Terminé con mí novia y me di cuenta de que no tengo amigos realmente ¿Sabes? -se rascó la nuca — No vine a verte para hablar de eso, no me mal entiendas. Solo es que pasó un tiempo desde la última vez que estuve aquí y pensé… qué sería bueno ver qué estás bien. Lo siento, no volveré a molestarte.

Se levantó, disculpándose una vez más y dispuesto a irse con las intenciones de nunca más volver a toparse en su camino. Para su sorpresa, Louis lo detuvo llamándolo por su nombre. Era la primera vez que lo oía llamarlo desde que lo conocía.

— Hoy… no tengo hambre. No tengo ganas de comer. Podrías… ¿Podrías sentarte un rato y llevarte esas tostadas por mí?

Stan se sentó mirándolo directamente a los ojos — No puedo hacer eso.

— Solo por esta vez. La próxima… no lo haré.

La próxima. Esa palabra se repitió en su mente más veces de las que era capaz de contar. Terminó cediendo, comprado por esos dulces ojos azules que lo atormentaban desde hace años. Preocuró no estar siendo vigilado y de un rápido movimiento, escondió las tostadas bajo su ropa.

— Te veré el próximo domingo.

Dicho eso, se fue sin más miramientos.

Louis se quedó mirando por dónde Stan se había ido. Suspiró, pensando en volver a la habitación y dormir un par de horas más. No llegó a ponerse de pie cuando Harry había puesto otro plato con cuatro tostadas frente a él.

— Sabía que hice bien en tener un ojo sobre ti este día -comentó Harry sentándose en frente —. No me mires así, se que él se llevó tus tostadas, pero no te preocupes ¡Te conseguí más!

— Que alivio…

— No es necesario que seas tan sarcástico.

— ¿Y a ti quién te ha dicho que puedes sentarte ahí y desayunar conmigo? -preguntó Louis tomando a su pesar, una de las tostadas. Harry lo imitó.

— Oh, vamos, pensé que habíamos superado la etapa de rechazo continúo. Ya te dije, quiero ser tu amigo y los amigos a veces tienen desayunos juntos.

Louis mordió la tostada mientras lo miraba devorar la suya rápidamente — Amigos… no recuerdo haber llegado a ese acuerdo. Eres raro.

Harry rodó los ojos mientras reía — Siempre dices eso. Eres raro. Eres raro. Eres raro. Está bien, puedes actuar como que no te gusta mí compañía ¡Pero en el fondo se que adoras tenerme como amigo! ¿Y quién no?

Louis no le respondió pero Harry creyó verlo sonreír.

In the dark. «Larry Stylinson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora