In the dark. «Larry Stylinson»

43.

«Si esto fuese realmente un juego,
podría arreglar todo con solo reiniciarlo.
Supongo que debo lidiar con esta realidad»

Jamais vu (BTS)

Harry Styles no recordaba si alguna vez había sentido el terror paralizarlo. Siempre se creyó valiente incluso en aquellas ocasiones dónde había actuado con cobardía, pero en ese momento, no sentía el cuerpo. Solo los latidos desbocados de su corazón y su respiración agitada.

La voz de Elizabeth se escuchaba lejana. Venía de algún lado pero no sabía de dónde. Todavía sostenía el picaporte de la puerta pero no se veía capaz de moverla. Le faltaban las fuerzas.

Seguía sin moverse, viendo todo en cámara lenta. Quería irse pero no podía soltar el picaporte ¿Dónde está Elizabeth? Necesito ayuda.

Tragó saliva. Alguien lo llamaba por su nombre, tal vez era Elizabeth, no lo sabía. Estaba confundido, simplemente mirando su mano sujetar ese picaporte sin poder moverla. Harry, Harry, ¡Tienes que hacer algo! Escuchó de algún lado y de no ser porque algunas lágrimas le nublaron la vista seguiría pensando que se lo estaba imaginando.

Movió la mano, intentó abrir la puerta, Harry, Harry, Harry, escuchaba repetidamente de algún lado, y no le prestaba atención. Solo pensaba en abrir la puerta.

Cuando salió del shock inicial, entendió la gravedad de los hechos. El tiempo estaba en su contra y la puerta seguía sin abrirse.

-¡Mierda! -exclamó agitado -¡Louis detente y abre la maldita puerta! -gritó -¿Me oyes? ¡No es gracioso!

No obtuvo respuesta y por mucho que intentó, la puerta no se abrió.

-¡Con un demonio, Louis, abre la puta puerta! -gritó otra vez golpeando la puerta fuertemente -¡Louis!

Tomaba distancia y chocaba contra la puerta. No importó cuántas veces él y Elizabeth gritaron su nombre. La puerta seguía sin abrirse y el terror lo terminó controlando.

-¡Abre la puta puerta! -gritó pateando sin cesar la puerta con tal fuerza, que por un momento pensó que se quebraría la pierna.

Cuando finalmente la puerta cedió, deseó por un instante no haberlo hecho. Arrastrando la pierna, caminó adentro de la habitación con Elizabeth siguiéndole los pasos. Ella suspiró, casi sin aire, cómo estaba él.

Ahora entendía porque la puerta no se abría, porqué el silencio, porqué hacía frío. En el piso, Louis se encontraba recostado sobre un enorme charco de sangre que brotaba sin parar de sus muñecas maltratadas.

-¿Lou? -se le escapó decir antes de acercarse lentamente -No es gracioso, vamos, detente.

Pero no escucho nada de sus labios azulados.