Uno tenía demonios que lo consumían. El otro estaba casado felizmente.
Ellos no necesitaban amarse. Uno estaba roto. El otro intentaba arreglarlo sin éxito.
No se necesitaban y al mismo tiempo, no podían estar lejos del otro.
O donde Louis termina e...
«Pones una sonrisa en mí cara, quiero eso todas las mañanas»
Falling fast (Avril Lavigne)
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Horas más tarde:
Harry fue el primero en despertar. Lo primero que sintió fue un leve dolor de cuello y la espalda. Gruñó y trató de acomodarse sin estar del todo consciente. Harry no solía ser una persona brillante cuando acababa de despertar o eso le decía su madre cuanto era joven. Le llevó un par de minutos asimilar que no estaba en su habitación, y que Amy no estaba a su lado, que de hecho, Louis dormía sobre su cuerpo con el rostro escondido en su cuello y con las manos flojas sobre sus hombro.
No recordaba como se habían quedado dormidos. Louis en algún momento dejó de llorar, eso es lo último que recuerda.
Una sonrisa se le dibujó suavemente en los labios. A pesar de las circunstancias que lo habían traído a Future for me, estaba contento de tener a Louis consigo esa mañana. Le gustaba sentir su cálida respiración hacerle cosquillas en el cuello. Le acarició suavemente la espalda. Le encantaba verlo así de tranquilo después de una noche desastrosa.
Lo dejó dormir unos minutos más. Dejó caer su cabeza hacia atrás y miró el techo. Le era imposible preguntarse sobre el pasado de Louis ¿Quién o quiénes lo habían dañado a ese extremo? ¿Cómo habían sido capaces de tocarlo y dejarlo de ese modo? Sentía rabia pero también impotencia. Nada de lo hiciera o dijera cambiaría su pasado y pensar en un futuro era demasiado prematuro incluso para alguien tan positivo como lo era Harry. La realidad lo golpeaba duramente cuando había episodios como los de anoche, que, aunque no eran tan seguidos, dejaban en evidencia que estaba más roto de lo que a simple vista parecía.
Empezaba a dudar sobre sus capacidades.
— Louis… despierta -susurró Harry decidiendo dejar el tema de lado, antes de terminar más perturbado de lo que estaba.
Louis se revolvió entre sus brazos. Gruñendo y de mal como todas las mañanas. Sonrió. De repente Louis se enderezó al ser consciente de las manos de Harry sobre sus caderas. Lo miró con los ojos hinchados por el llanto pero bien abiertos como si siguiera en un sueño.
— Tú estás… aquí -murmuró.
— Buenos días -dijo Harry. Su voz sonaba ronca por las mañanas. Una de sus manos acunó su rostro, la otra, se mostraba resentida al tener que soltar su cadera.
— Buenos días -murmuró Louis en respuesta. Le sonrió antes de acercarse a su rostro y besar su mejilla tiernamente. Luego lo abrazó, encontrando más íntimo aquel contacto que besarlo hasta dejarlo sin aire. Era su forma de decirle gracias por quedarse aún sabiendo que ella estaba en casa, esperándolo.
— ¿Te sientes mejor? -preguntó todavía abrazado a él. Louis se volvía diminuto entre sus brazos.
