14. ¡América! (Parte 2)

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Intento abrir mis ojos, pero siento mis párpados pesados al igual que todo mi cuerpo.

No se oye ningún ruido a mi alrededor y por unos segundos pienso que estoy muerta, sobre todo cuando al fin puedo ver y una luz blanca es lo primero que captó, pero sin solo las bombillas de alguna habitación.

Cierro mis ojos de golpe con molestia ante la fuerte iluminación y giro mi cabeza hacia la izquierda para que no tenga contacto con la luz, otra vez vuelvo a abrir mis ojos.

Su cuerpo masculino se encuentra sentado ahí, completamente vestido de negro, su cabello negro está desordenado y mira hacía el techo, dejando a la vista su atractivo cuello, dónde su manzana de Adán sobresalta.

Joder. Se veía espectacular. Está bien rasurado y su mandíbula se encuentra tensa.

—Ethan— lo llamo en un murmullo.

Siento mi garganta seca, él al escuchar llamarlo me mira al instante, y en menos de un segundo ya ha abandonado el sillón de cuero y está frente mío.

—¿América?— susurra, su celo está fruncido con preocupación— ¿Te encuentras bien?

Asiento y me incorporo con dificultad, el vestido blanco está arrugado y parte de él está cubierto por una delgada manta blanca. Estoy en una camilla, en una habitación de hospital.

—¿Recuerdas lo que pasó?

Me tomo unos segundos en analizar la situación. Mi instinto ya sabía que él estaba conmigo, pero tardó en recordar cómo llegué aquí.

Dalton. Max. Ethan. El ascensor.

—¿Por qué estás tú aquí?— espeto con molestia.

Antes de que Ethan pueda responder, unos leves toques se escuchan desde fuera, y una puerta blanca se abre. Un doctor de unos 50 o 60 años entra con una pequeña sonrisa al verme despierta.

—Señora Bax— me saluda él con amabilidad— ¿O es Loom?

—Loom— le corrige Ethan, sin dejar que yo le aclare que soy señorita Bax, no señora Bax. MUCHO MENOS SEÑORA LOOM

—Bien, señora Loom, que bueno que ya se encuentra despierta.— comunica revisando una libreta, sus lentes están muy bajos y mira detenidamente a Ethan a mi lado.— Los análisis de sangre serán entregados en un par de días.

—¿Análisis de sangre?— cuestiono confundida.

—Necesitábamos hacerle unos análisis de sangre, su desmayo fue por un largo tiempo— explica con detenimiento— Y su esposo estuvo de acuerdo.

—¿Esposo?— mi voz es apenas audible.

—Esos exámenes son muy importantes, cariño— Ethan me responde alerta y con voz rasposa.

—Exacto— el doctor le da la razón— Son demasiado importantes para asegurarnos de que se encuentre bien.

Asiento procesando la información. ¿Esposo? ¿Señora Loom? No lo entendía. Ethan asiente ante lo que dice el doctor, pero no puedo escuchar nada. Mis ojos se abren de golpe cuando al fin logro entender. Señora Loom. Ethan Loom. ¿Él ha dicho que es mi esposo y yo su esposa? Gran capullo.

—Quiero agua— suelto con dificultad.

—Llamaré a una enfermera que le traig...

Antes de que el médico se ofrezca, Ethan ya me está tendiendo una botella de agua mineral.

—Gracias— murmuro anonadada ante su gentileza poco común.

El doctor nos mira con ternura por ello hasta que Ethan le lanza una mirada mordaz. Me bebo casi la mitad del agua en un solo trago y mi garganta me agradece por ello.

Bajo la lluvia (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora