32. Cuando el Caos regresa (Parte 2)

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El dolor de cabeza que sentía era insoportable, intentaba conciliar el sueño pero me era imposible, además tenía demasiada sed, y en la habitacion de Dairy solo había una botella vacía de alcohol.

Me doy una vuelta, y observo el perfil de Diane que duerme tan profundamente como una piedra, siento envidia.

Sin poder aguantar más, me decido a bajar a la cocina por un poco de agua, pero antes de hacerlo observo directamente a la habitación de Ethan, el alivio se instala en mí cuando veo las luces apagadas, señal de que él está ahí.

Bajo tranquilamente, los pasillos a oscuras se sentían un poco extraños, pero sigo mi camino directo a la cocina en la casa de los Loom, hasta llegar ahí.

Por suerte todo se encontraba en un orden increible, que hacen facil el poder obtener un poco de agua.

Sin embargo, al momento de regresarme, una figura en el suelo llama mi atención, y retrocedo dos pasos hacia atrás, con el corazón casi saliendose de mi pecho, y aunque quiero gritar lo siento imposible.

La figura se mueve en la oscuridad, con movimientos extremadamente torpes.

—¿Day...? —su voz ronca me devuelven la tranquilidad.

Ethan se encontraba en un pasillo, tendido en el suelo y un poco ebrio.

—No. —respondo tajante.

Reconoce mi voz de inmediato, porque me busca con la mirada con desesperación.

—América... —habla arrastrando las palabras.

Quisiera dejarlo ahí, solo en un pasillo de su casa, pero aun se me hacía dificil.

—¿Que haces aquí, Ethan? Te pedi que vayas a tu habitación y descanses.

Mi voz se quiebra, y observo como se levanta con movimientos demasiado torpes dejando a la vista sus ojos rojos, al mismo tiempo que siento como mi estado de ebriedad desaparece.

—América... —él se acerca a mí, y me mira fijamente, sus ojos azules lucen afligidos. —Yo te amo.

Otra vez esa palabra, ese sentimiento que aunque se oía sincero, me hacía dudar siempre.

—Deberías dormir ya, Ethan.

Él me mira con molestia e irritación, aún así, toma mi mano con delicadeza y no me atrevo a soltarme de su agarre.

Su toque se sentía tan calido, con tanto cuidado que parecía que no quisiera romperme.

—¿No me estás escuchando? Te estoy diciendo que te amo. —su voz se va haciendo un susurro, y aunque luce arrepentido, mi miedo es mayor. —Yo te amo desde que te conozco. Y te amo desde que te ví por primera vez.

—¿Esa es tu manera de amar?—ataco, y sonaba como un grito ahogado.

—¿Qué?  —su voz se oye debil.

—Maldita sea, Ethan. —mis lagrimas están a punto de salir y me odiaba por ser tan sensible en este momento. —¿Qué es lo que quieres de mi? —más que una pregunta sonaba como suplica.

Sentía que ya había tenido esta conversación mil veces antes, pero siempre se volvía al mismo lugar. Ethan y yo siempre volviamos al mismo lugar, era algo que nunca iba cambiar, y siempre será aterrador.

—Te quiero a ti, es todo lo que sé. —dice sin más, como si la escena de hace unas horas nunca hubiera sucedido, como si estuviera tan acostummbrado a mentir, a mentirme.

—A veces admiro lo cinico que puedes llegar a ser. —mi voz sale cargada de enojo, aun así se sentía profundamente doloroso.

Él me mira atónito, yo le devuelvo la mirada desafiante. Aun sintiendo como cada parte mía se vuelve a desmoronar.

Bajo la lluvia (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora