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Las cosas desde que YoonGi y TaeHyung llegaron a la ciudad de Daegu, se han vuelto un descontrol total por parte de ambos amigos y sus nervios, que más de una vez, les han hecho cometer indiscreciones ante Jin, que desde luego no logran pasar desapercibidas por él.

—Hiciste bien en pensar, lo de dejar que él sólo vaya uniendo los hilos —constata TaeHyung desde la cocina, a la cuál casi no entraba pues decía firmemente tener miedo de romper algo y que así luego YoonGi le rompiese algo a él.

—¿En serio lo creés? —pregunta el rubio, siguiendo lentamente a Tae dentro de la misma cocina, contemplando, lo bien que se desenvuelve en ella.

—Claro —afirma, tomando un puñado de fresas de la nevera —. Escucha, aunque sabemos que Jin es noble y demás, ahora somos unos completos extraños en su vida, ¿por qué debería creernos a nosotros?

—Entiendo eso, pero...

—Me ayudas por favor —Levantándose YoonGi rápidamente del banquillo a un lado de la barra que separa la cocina del comedor pequeño, el rubio toma la botella mediana de leche, misma que pronto comenzaría a resbalarse de entre sus brazos —. Déjala junto a la licuadora, gracias.

—Te decía, entiendo tu punto pero tenemos a Jung de nuestra parte, él podría respaldar lo que decimos, al igual la cantidad de fotos que tienes con él. Sus padres que están en Seúl, impacientes por verlo —menciona tercamente YoonGi.

—Bien, te juro que lo comprendo pero... Es como si le estuvieras forzando a recordar una vida que nunca imagino que tenía —pausa, sacando del pequeño traste de fresas congeladas un par, que instantes después deposita cuidadosamente dentro de la licuadora —. Esto resiste fresas congeladas ¿cierto? —pregunta, cambiando radicalmente de tema por un par de segundos.

—No lo sé, supongo que sí —responde el mayor, sin ánimos de hablar sobre licuadoras o licuados de fresa que claramente era lo que TaeHyung hacía.

—Si se descompone, será tu culpa ¿ok? —añade antes de depositar las últimas fresas, acompañadas de una gran cantidad de leche para finalmente ser completado con dos pequeñas cucharadas de azúcar —. Ahora, puedes decirle toda la verdad, ya que tienes testigos, fotos, pero el como vaya a reaccionar y si nos cree, va a ser un tema totalmente distinto. Tan sólo tienes que darte cuenta de lo loco que suena, eso sin decir que apenas y llevamos 3 días aquí.

—De acuerdo, entonces, ¿es mejor que ahora que él sabe una parte de su historia, él solo una los hilos de lo que fue su vida?

Asintiendo con leve miedo TaeHyung, YoonGi se acerca hasta él y la licuadora que por miedo se negaba a encender el menor —Pero en ese caso, tú también deberías contarle sobre el mejor amigo de toda la infancia que tuviste —informa el pálido, mientras nota el brillo en los ojos del mismo, quién claramente está encantado por la idea.

Tapando la licuadora poco después, YoonGi sujeta el cable entre sus manos, no tardando mucho en conectarlo a la corriente eléctrica, para enseguida girar suavemente el botón del 0 al 3, oyendo perfectamente el estruendoso ruido que hacia en el intentó por triturar las fresas congeladas.

—Gra... —Tan pronto como comenzaron a triturarse las fresas dentro de la licuadora, la luz dentro de la cocina se fue y el pánico en el sistema de TaeHyung se hizo presente —. ¡Es tu culpa! —Conteniendo una gran sonrisa cubierta por sus manos, YoonGi recuerda por un momento lo que significa ser feliz a causa de la más inesperada acción.

Poco a poco se fue acercando hasta poder estar un poco más cerca de mi

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Poco a poco se fue acercando hasta poder estar un poco más cerca de mi. Mi mirada viajó hasta su mano izquierda, la cuál comenzo a acariciar con extremo cariño mi mejilla derecha. Con delicadeza y pasando dos de sus dedos por mis labios rosas y esponjosos, mirándolos con deseo.

La distancia entre nosotros era de unos cuantos centímetros, centímetros que se empezaron a reducir tan pronto el pelinegro frente a mí, se iba acercando más y más. Podía sentir mi respiración sobre su mano izquierda, la cuál aún se hayaba encima de mis suaves y ansiosos labios, con los nervios a flor de piel, la distancia fue menor, generando así un roce por parte de nuestros labios.

Mis labios temblaban ante el ligero toque, con los ojos cerrados espere el siguiente movimiento por parte del pelinegro frente a mí, mis nervios desbordandose por completo.

Todo estaba siendo tan inesperado e tremendamente de infarto, que podía sentir las ansiosas y nerviosismo que esté hemanaba.

Sin esperar un poco más, un beso dulce por parte de unos labios carnosos de color carmesí me estaba siendo proporcionado, el cuál empezaba a corresponder, volviendo este un beso gentil, tranquilo, esperado, pero sobre todo ahnelado.

De nuevo esa misma noche, desperté con otro par de sueños o recuerdos rondando en mi mente. Haciéndome sentar, colocando velozmente mi mano derecha sobre mi cabeza, en señal de cierta desesperación.

—¿Que son, sueños o recuerdos? —me pregunté, sin percatarme de que Hobi me observaba desde la puerta de la habitación.

—Tú sabes cómo identificarlos Jinnie, ¿lo olvidaste? —asegura tomando asiento junto a mi —. Recuerda como es que se ven los recuerdos y como se ven los sueños. Tus recuerdos son oscuros, confusos, mientras que tus sueños son claros y mucho menos confusos.

—Tienes razón —afirme, entrelazando mi mano a la suya, acercándome lo suficiente para depositar un beso sobre sus hermosos labios, en un beso que me hizo suspirar y por un momento querer más que un sólo beso. 

Love Again ꒱ YoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora