20.

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Kim So Hyun, una mujer jóven de casi treinta años, -de semblante risueño a la vista de demasiada gente- tenía una de las mentes más retorcidas que alguien hubiese esperado conocer.


Todo dentro de su maravilloso plan, marchaba de manera más que perfecta ante sus ojos y le fascinaba tanto aquello; aunque claro, ella no contaba con que una persona con consciencia se encontraba demasiado cerca de la persona más eficiente e importante para ella en esos momentos.

—No puedo creer que en verdad vayas a traicionar a quién te dió tanto dinero por un trabajó por el que te contrato —encaro por primera vez, JungKook a su hermano mayor.

—¿No lo comprendes, o no lo quieres comprender? —reprocho, mirando directamente a los ojos al menor —. Ella, fue la que me envió con él —menciono —. Toda la información que yo le proporcioné a Min YoonGi —inhaló —, me la dió ella. —afirmo, dejando a su hermano un poco más confundido.

—¿De qué hablas? —indago.

—No le debo ningún tipo de lealtad a ese hombre, sino a la mujer que nos acogió cuando vivíamos prácticamente en la calle, donde no contábamos con absolutamente nada —recalco, haciéndole recordar el sin fin de días fríos y hambrientos, que pasaron al morir sus padres y dejarlos con demasiadas deudas, que desde luego el banco les cobró a ellos.

—Y cuándo ella te dejó de dar dinero, ¿quién te lo dió? —profeso molesto.

Las palabras de JungKook, clavaron la mente de NamJoon, porque era cierto que durante un buen tiempo aquella mujer había dejado de darle dinero por los servicios que él aún le hacía, que desde luego no imaginaba su hermano supiera.

—Él —respondía sin dudar —, pero ella me mandó —se apresuro a contestar.

—Sí, y sí él hubiera pagado por transferencia como en todos tus trabajos anteriores a ese, no hubiéramos tenido que comer, porque no me importa lo que digas, aquella es una mujer que sólo sabe pensar en sí misma, en su mente no hay cabida para nadie más.

NamJoon miró tranquilamente por la ventana de la habitación, donde dormían ambos en aquél diminuto departamento que So Hyun les había rentado, porque sí, ella no daba nada sino recibía algo a cambió.

Dejando de lado las dos armas que aún tenía que cargar, sus pensamientos comenzaron a nublarse —Pero... —pauso, sin prestar la mínima atención a su alrededor —. ¿Qué pasa si ella me gusta? —ignorando los ruidos a su alrededor, su mente volvió un par de meses atrás, dónde en una noche fría y oscura, ella fue a buscarlo y sin pensarlo siquiera se le entregado sin reserva, dándole ilusiones y esperanzas al mayor de los Jeon.

—No puedes hablar enserio —bufo su hermano —. Tú eres bueno, eres realmente una persona de buen corazón que vale la pena y ella... —callo, siendo cuidadoso con sus palabras, pues aunque So Hyun fuera mala, era una persona a la cuál debía referirse con respecto, tal y como sus padres y hermano le habían enseñado a tratar a la gente, por más mala que está fuera —Ella, no merece tu cariño —completo, guardando silenciosamente en los bolsillos de su pantalón, los cargadores de las armas de su hermano.

—No sé si recuerdes, pero mamá decía que en el corazón no se manda —añadía con pesar en su voz, sintiendo una lágrima tocar sus labios abultados.

—Lo recuerdo bien, inclusive con el pasar de tantos años.

—Pero... —callaba ahora NamJoon, centrando sus ojos en los de su hermano, quién ahora se veía triste.

—No lo entiendo —respondía, tomándose su tiempo para lo siguiente que tenía que decir —. Tú mejor que yo, sabes en qué acabaron nuestros padres y porqué, sin embargo quieres ir por el mismo camino y no lo entiendo, se me hace algo muy estúpido.

—Tampoco tienes porqué referirte de esa manera a nuestros padres, ellos que lo dieron todo por nosotros.

—¿Todo? —indago sarcásticamente —. Nos dejaron en la calle, por su maldita obsesión con las apuestas. Papá se encargó de hacerlo, y mamá... —suspiro —. Ella, a pesar de no jugar, fue igual o más culpable que nuestro padre, así qué toma ese claro ejemplo como que la decisión sobre fijarte en Kim, es una muy mala idea —explico, tomando su chaqueta negra de encima de la cama —. Acabarás muerto —sentencio —. Acuérdate que todo lo malo que hacemos, lo pagamos tarde o temprano, de una u otra forma —saliendo sin más de la diminuta habitación, JungKook dejo a su hermano mayor más que doloroso de las tan malas decisiones que sus padres habían tomado, ambos; dejando a dos jóvenes inexpertos enfrentarse a una vida que no estaban listos para vivir, no con una edad tan temprana.

NamJoon vio a su hermanito trabajar como guardaespaldas de un joven rico de casi su misma edad, arriesgando su propia vida, por aquel chico. Mientras que él comenzó a trabajar con una chica -de casi su misma edad- haciendo negocios no tan legales en los cuáles sentía día y noche se alejaba un poco más de su libertad. Libertad que nunca había tenido...

—No quiero perder lo que más quiero en este mundo... —susurro para si mismo, cerrando la pequeña ventana del cuarto con una firme decisión tomada.

Love Again ꒱ YoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora