CAPÍTULO 51.

142 23 1
                                    

Júpiter.

Me tiembla el pie, rasguño el portabrazo de la puerta y el viento helado alborota mi cabello mojado.

—Te vas a enfermar.

Brayden intenta cerrar la ventana, pero interpongo la mano en el vidrio evitando que suba más.

—No puedo respirar —confieso.

Brayden toma mi mano y la aprieta; cierro los ojos dando una inhalación honda. Por primera vez necesito sentir que lo tengo al lado, que tengo a alguien apoyando aun sabiendo que se hundirá conmigo.

—Dime que todo saldrá bien —le pido—, dímelo cada vez que veas que tengo miedo o que me estoy arrepiento.

—Todo saldrá bien —repite, llevado mi mano a sus labios.

Eso espero, esto a punto de meter la pata hasta el fondo.

Estoy hecha un manojo de nervios, casi la una de la madruga, en unas cuantas horas tengo la final del concurso y aquí estoy, fuera del hotel vía a la comisaria del centro de la ciudad.

Esto es por mamá, por Debrah, Nayet, Megan, por todos aquellos que amo... aunque no lo sepan.

Brayden estaciona una esquina antes de la comisaria y aprieto el pendrive.

—Todo saldrá bien —acaricia mi pierna.

Mi vista va a sus labios y lo beso sin dudarlo ni un segundo. Lo siento estremecer y sonrío.

—Todo estará bien —me confirma antes de dejarme ir.

La calle es helada, solitaria y hay dos guardias en la puerta que no preguntan por mi presencia, solo me dejan pasar y es el recepcionista quien, con música de los ochentas, habla:

— ¿Se le ofrece algo, señorita?

—Vengo a poner una denuncia.

El hombre de inmediato apaga la música y se quita los lentes.

— ¿Usted es un testigo directo y tiene evidencia?

—Sí, y la policía de mi ciudad no me puede ayudar porque esta comprada, por eso necesito que me ayuden.

Saca un bolígrafo y empieza a tomar nota. Siento como los otros oficiales están atentos a mi declaración.

— ¿Quién la amenaza, porque la amenaza y con que la amenaza?

—No solo me amenazan a mí, me amenazan con hacerle daño a mi familia, a mis amigos, porque tengo pruebas en fotos, grabaciones y audios de todos los crímenes que ha cometido el senador Gabriel Greed y su hijo.

Al hombre se le cayó el boli, sus ojos se expandieron a igual que la tensión.

—Llamare al jefe —se levanta de golpe—. Oficial Rojas, acompañe a la señorita a la sala de declaraciones.

Todos corren y se mueven con la mención del político del año.

—Por aquí.

Me guía un moreno llevándome a una sala tipo películas, habitación blanca, vacía, una mesa y dos sillas frente a un espejo donde decido sentarme dándole la espalda por si deciden vigilarme.

Al poco tiempo un anciano entra, con ropa casual y café en mano, toma asiento frente a mí.

—Mi nombre es Dante, jefe de esta comisaria. Dice que usted tiene prueba en contra del senador Greed.

Necesito a Brayden.

—Si.

— ¿Pruebas físicas que corrobore lo declarado?

Los secretos de Nova. |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora