CAPÍTULO 53.

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Bungee.

— ¿Entonces ese tipo te va a seguir a partir de ahora para que estés bien?

Mire al oficial cero encubierto sentado en la banqueta detrás de nosotros. Nos han vigilado como Dante había prometido, pero no me viene siguiendo a mí exactamente.

—Seeh...

Prefiero que crea que me cuida a mí que a él.

—Sera temporal —aseguro—. Si no estás a gusto con él podemos ir a otro lado... un poco más privado.

— ¡Para nada! ¡Vamos!

Creo que no entendió la indirecta.

El viento me despeina, el aire frio se cuela en mis pulmones con la punzada de vértigo que se implanta en mi cóccix cada que me entra valor y miro hacia el vacío.

— ¿Por qué estoy aquí? —me pregunte a mí misma.

Una mujer se me acerca a ajustar el arnés, dudo si de verdad esto vale la pena y no encuentro razón lógica por la cual me encuentro en un puente a 40 metros de altura con mi vida a punto de colgar de un hilo.

—Porque lo prometiste y porque me amas —respondió Brayden.

La mujer de seguridad ríe mientras me ajusta la correa.

—Yo no prometí nada, no accedí a nada y mucho menos te amo —le borro la sonrisa de tarado—. Tocaste el claxon como loco y mi vecino vino hasta mi casa a exigirme que lo dejaras dormir.

—Que agradable señor.

—Te iba a romper los vidrios del auto, Brayden —discuto—. También me amenazó con cortar mi árbol.

— ¿Qué apego emocional tienes con ese árbol? —curiosea sonriente cuando se asoma por el puente sin ningún ápice de miedo.

—Me ayuda cuando me escapo.

—También para poner nuestras iniciales.

Levanto la cabeza de golpe.

— ¿Qué? —voltea a verme confundido.

Me le quedo viendo intentando entender lo que había dicho. «Capaz y lo imagine»

Vuelve a mi lado cuando una chica se pone de pie sobre los escalones y salta al vacío gritando. Corrí a ver cómo se estrellaba contra el rio, pero algo aun peor pasó.

La cuerda que la sostenía se tensa trayéndola de vuelta a lo alto, el cuerpo parece que no tuviera vida por lo ligero que parece. Ha dejado de gritar, se desmayó, y eso me hace retroceder.

—Nos toca.

— ¿Nos qué? —entro en pánico.

—Vamos.

— ¡Ira tu abuela! ¡No haré eso! ¡Me voy a matar! —me desespero intentado desabrocharme el arnés, pero Brayden me detiene volviendo a ajustarlo esta vez más fuerte.

—Si lo harás.

— ¡No! —Le grito—. Apártate si no quieres que te empuje por el puente.

Toma mi rostro entre sus manos obligándome a calmarme.

—Lo harás —me asegura—. Te vas a arriesgar porque eres valiente y lo harás conmigo.

No sabía si reír o lanzarlo sin cuerda. Al final asentí, no sé cómo, pero lo hice, accedí.

Subí la escalera y la pequeña Yenyei que había en mí tembló cuando de estúpida miré hacia abajo y todo me dio vuelta.

—Como se nota que necesitas un baño será a la cuenta de cinco.

Los secretos de Nova. |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora