CAPÍTULO 37.

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Día de la boda.
Parte I.

9:25 a.m.

Mi trabajo ha terminado con lo que respecta dejar a Diana McCarthy como nueva, el alcohol sigue en su sistema después de haber vomitado como un mini Sherk, sin embargo, se encuentra mejor y calculo que como a las dos de la tarde despertará, justo a tiempo.

El olor a perro sucios camufla el ácido de los jugos gástricos, los gemelos prometieron guardar silencio y Brayden no tiene ni idea de lo que aquí sucedió y espero siga así.

Le doy los buenos días a la Sra. Nora cuando entra a la cocina, inspeccionándome de arriba abajo.

—Te falta los interiores de Jeremy y el sostén de Sarah. ¿Café? —miro la camisa de Brayden y el short de Diana—. Te hubiera gustado haber ido.

—Ah, ¿sí? ¿Por qué? —me apoyo en la isla de mármol mientras ella prepara el desayuno.

—Unos tipos fuertes me calentaron ¡uff! Tenía años que no me sentía tan joven. Gabriela y yo nos subimos a la tarima, casi se me parte la cadera, pero valió la pena tocar ese Magic Mike.

—Parece que se divirtió bastante.

—Ni te imaginas, mija. Mis hijos me bajaron y es una lástima que ya no los pueda castigar.

La pequeña Dayana despierta seguido de la víbora de la hermana que quiso cagar el ambiente.

—Nova—la mire—, no sé si lo sabes, pero la boda será elegante, así que hablo por todos en la familia al pedirte de que vayas recatada, sabes lo que significa eso, ¿verdad?

Sonreí con los labios pegados.

—No usar un vestido vulgarmente rojo, con semejante escote que muestre mis tetas, mucho menos uno con abertura hasta la vagina haciéndome parecer prostituta barata.

Justo como ella pensaba hacer.

En sus ojos vi reflejado como me acuchillaba cuatro mil veces mientras me prendía fuego.

Nora ahogó una risa que la enfureció aún más, tomó a su hermana para salir de la cocina soltando humos hasta por las narices.

Me quede con Nora toda la mañana mientras la casa poco a poco se ponía patas arriba. Ya para la 14: 00 p.m. Fiby, Gabriela y las damas de honor se habían ido a un salón de belleza, la única que faltaba estaba sobrellevando su primera resaca.

Pese a haber superado el odio y ganarme un millón de insultos de Jess, no me queda más que cumplir mi promesa de ayudarla para la boda.

Después de almorzar me adelante a ser la primera en bañarse, ya que por lo visto esta gente deja todo para último momento y no quiero estar cerca cuando comience la matanza por el baño.

En la mente ya tenía listo lo que usaría, el vestido estaba planchado y guindado al lado del de Diana, con mi cabello no se puede hacer mucho, simplemente alisarlo, el maquillaje tiene que ser algo tenue ya que la protagonista es Fiby y... ¿eso que sonó fue la puerta?

— ¿Hola? —Nadie contesta, aunque si estornudo.

Me rasco la nariz con mi toalla antes de salir con ella enrollada a mi cuerpo y pegar el grito de mi vida al ver al asqueroso perro sentado frente a mí.

— ¡Bra-Bray...! —Estornudo—. ¡BRAYDEN!

Dos estornudos y cinco ladridos después, el dueño abre la puerta de un porrazo.

— ¿¡Que...?! —deja la frase a media cuando me ve.

— ¡Llévate a tu...!

Estornudo y cuando vuelvo a abrir los ojos Brayden ya se estaba quitando la camina sin dejar verme como si fue un pollo frito.

Los secretos de Nova. |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora