CAPÍTULO 49.

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Ajedrez.


Lo primero que hago al despertar es cerrar las cortinas por donde se filtra la luz solar. Volteo a ver a Brayden dormido en mi cama y la noche anterior me genera una sonrisa involuntaria.

Salgo del baño envuelto en toalla notando que aún sigue dormido. No ronca, no habla, pero si se mueve al dormir lo cual me dificultó mucho la tarea de levantarme y quitármelo de encima.

Está boca arriba, un hilo de baba moja la almohada del hotel, la sabana le cubre solo una pierna mientras tiene un brazo guindando de la cama.

Ni para dormir es decente.

Termino de abrocharme el sujetador para ir a acomodarlo. Desenredo las sabanas para arroparlo, pero mi atención termina desviándose.

Es muy notoria como para ignorarlo. Demasiado.

Mi mano se mueve sola recorriéndole el abdomen, bajando a su vientre... quito la mano en el momento exacto en que Brayden se da la vuelta y termina cayendo de la cama haciéndome explotar de risa.

— ¡Nova! ¿Pero qué...? —se paraliza al verme. Me recorre de arriba a abajo y sus mejillas se encienden cuando para en mi pecho.

Respira entrecortado, mi atención recae en sus labios haciendo que me lama los míos.

Jamás le atinare a su nivel de idiotez, pero una cosa es segura y es que recién despierto es sumamente tierno.

Me pongo de rodillas frente a él, tomando su rostro entre mis manos para juntar mis labios con los suyos.

—Nova...

—Buenos días.

Me levanto hacía la ventana y abro la cortina de par en par.

—¡Agh! —protestó, cubriendo sus ojos cuando el sol le dio en la cara.

Me meto en el baño para terminar de vestirme y salgo metiendo mi estuche de maquillaje en el bolso. Observo que Brayden sigue en la cama, con el pijama y las sabanas encima.

—¿Puedes venir a la cama?

—No —me pongo la chaqueta antes de guardar mi teléfono—. ¿Vendrás a desayunar?

—Necesito... unos minutos.

Inevitablemente miro el bulto en la zona de su entrepierna.

—¿Quieres una mano?

No puedo evitar reír, más aún cuando el sonrojo que se apodera de su cara me lo confirma y cierro la puerta para darle privacidad.

En el ascensor no paro de tocarme los labios sin dejar de sonreír. Al llegar al lobby me encuentro con Carlos borrando mi gesto.

—Iré a despertarlo.

—Yo ya lo hice.

Reavivo su sonrisa petulante.

Me lleva a la cafetería de toque familiar, contrario al de anoche que se mantiene como una especie de secreto. Fiby hace llamadas sobre los vestuarios en tanto Carlos me recuerda la rutina y Brayden entra con el pijama puesto haciendo que Carlos se ahogue con el café de la rabia.

En el día no entrenamos, peor, Carlos nos encierra en el anfiteatro viendo como arreglan la tarima y él se ríe con dos jueces, pero ninguno es el que a él le interesa. Maximiliano parece ser un simple rumor pues nadie lo ve ni sabe nada de él.

Brayden está rodeado de un grupo que no sé cómo definido, chicas que no disimulan y chicos que parecen reírse de algo que dijo. Su mirada conecta con la mía antes de darme la vuelta consiguiendo que un líquido me queme el pecho.

Los secretos de Nova. |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora