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➝ Capítulo 15

Pensé que Jimin no regresaría. Realmente creí que mis palabras lo asustarían y se marcharía para siempre.

Sin embargo, aquí estaba él, actuando como si yo nunca le hubiera dicho los otros días sobre cómo me sentía a su alrededor. Al parecer, nunca podría deshacerme de él hasta que terminara por completo su trabajo y se fuera de una buena vez. Y debería sofocarme, debería continuar asustándome por el hecho de que mi corazón le latía cada vez más rápido y mi cuerpo lo deseaba más, debería enloquecer otra vez y dejarme consumir por la oscuridad hasta que mi alma suplicara por la luz en el infierno, de verdad que debería, pero eso era imposible de hacer ahora. Yo estaba sin fuerza alguna, ni siquiera podía moverme o abrir la boca para hablar.

Estaba tan cansado.

Mis pensamientos me encarcelaban cada día más. A veces ni quiera podía diferenciar sobre la línea de lo real y lo imaginario. Tan oscuro, tan nublado y tan doloroso que ya no sentía nada, absolutamente nada, más que estar ahogado dentro del mar de mis recuerdos felices y donde lo había tenido todo.

—Jungkook.

Respiré un poco cuando escuché la voz lejana de Jimin llamándome de algún lado. Intenté enfocarme sobre la realidad cuando salí de mi cabeza y caí en la superficie, dolío. Me sentía flotar sobre el suelo y el nudo en mi garganta se apretaba más y más a medida que pasaban los segundos. Estaba harto de sentirme así.

—Has estado sentado viendo la pared desde esta mañana, Jungkook.

Intenté procesar las palabras de Jimin, pero no había nada allí. ¿Él había venido en la mañana? ¿Qué hora era ahora? ¿Ya estaba nevando en otoño? Pero, ¿En otoño nevaba? ¿O era en verano? ¿Cuándo nevaba? ¿Seguía nevando? ¿El clima estaba tan helado afuera como para que nevara?

¿Cuánto tiempo estuve sentado aquí sin hacer nada?

—No tiene sentido —me encontré murmurando sin verlo, yo no podía mirarlo, me daba pereza incluso apartar la mirada de la pared—. Me siento tan cansado.

—¿Quieres contármelo?

Negué.

Viéndolo de reojo, Jimin asintió sin protestas.

—De acuerdo, te ayudaré a darte un baño caliente de esos que te gustan y podrás despejar un poco la mente. ¿Sí? —con cansancio, asentí.

Un baño estaría bien, supongo.

Lo próximo que sentí en un lapso de tiempo indefinido y que no supe identificar, fue a mi cuerpo desnudo y mojado en la bañara, la esponja llena de jabón refregándome los brazos tatuados y después a las manos ajenas lavándome el cabello, a los músculos de mi espalda relajándose, a la neblina esparciéndose de mi mente y a las sensaciones regresando a mí. Apenas podía sentir el dolor, porque en estos últimos días este había sido tan fuerte que ya no quemaba suficiente, ya no me hundía hasta el fondo ni me mareaba hasta hacerme vomitar, simplemente ya no sentía nada.

—¿Qué puedo hacer para ayudarte, Jungkook? —escuché la voz de Jimin cerca de mi oído—. No quiero presionarte a nada, así que no sé qué es lo que debería hacer.

Giré un poco mi cabeza mirándolo a mi lado, el costado de mi frente descansaba en su hombro y sus manos acariciaban mis brazos sobre el suéter intentando reconfortarme, ambos estábamos sentados en el sofá de la sala de estar. No recordaba haber llegado hasta aquí o en que momento Jimin me sacó de la tina y me vistió.

Fui lento en darme cuenta de como las manos de Jimin temblaban sobre mi cuerpo y como su voz había salido melancólica, rasposa y adolorida, también cuando mi mejilla se sintió mojada pensando que solo eran las goteras de mi cabello mojado, cuando yo mismo estaba llorando.

Eoduun • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora