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➝ Capítulo 19

—Adivina lo que haré ahora.

Soltando una risa, comencé a atarme los cordones de mis nuevas zapatillas deportivas. Jimin me miró a través del holograma y levantó una ceja, luego se rio.

¿Harás ejercicios como lo has estado haciendo cada noche? —me preguntó curioso.

Terminé de atarme las trenzas y lo miré con una pequeña sonrisa. Jimin se veía pequeño en la imagen holográfica. Su cabello rubio estaba atado a una coleta hacia atrás dejando su frente descubierta y un suéter verde cubría su torso, se veía tan real que parecía que ahora mismo estaba sentado a mi lado, pero no era así. Él seguramente estaba en su habitación como cada una de las últimas noches en las que hablábamos por este método.

—Mmm bueno, ¿Sí? —comencé a reírme—, pero esfuérzate más. ¡Vamos!

Mi hermano de alquiler hizo una mueca pensativa y miró hacia el techo sosteniéndose el mentón. Luego, sus hermosos labios dibujaron una sonrisa gigante en su rostro. Sostuve mi teléfono celular en mis manos y lo acerqué más a mí, la cámara seguramente podía grabar mi brazo derecho ahora, donde puse el sujetador para el dispositivo. Cuando Jimin se dio cuenta de ello, abrió la boca grande y después comenzó a reírse. Su risa me alegró la noche por completo y mi corazón latió fuerte en mi pecho.

¡Saldrás a correr! —exclamó él, un poco sorprendido.

—¿Quieres venir conmigo? —no pude dejar de sonreír, por primera vez en mi vida sentí que todo estaba marchando de maravillas y quería compartir estos momentos con Jimin. No era la primera noche en la que salía a correr solo, después de todo; pero si la primera en la que Jimin seguramente estaría conmigo.

Oh, por supuesto que sí —alegre, el susodicho me dijo a través del holograma—, no parece que es la primera vez que saldrás a correr, Jungkookie —mirándome fijamente, él escondió una mueca burlona para sonar serio lo cual lo hizo ver demasiado tierno y yo me derretí mirándolo.

—¿Sorpresa? —me reí y coloqué mi teléfono en el sujetador de mi brazo, por lo que la holografía de Jimin apareció a la par mía. Él ahora no podía verme porque la cámara estaba hacía el otro lado, pero podía escucharme a través del micrófono—. De hecho, es la tercera. Me gusta a salir a estas horas porque no hay nadie en la calle y es tranquilo. Te mostraré como se ven las estrellas desde el parque, Jimin.

El rubio asintió y se acomodó para comenzar con esta pequeña aventura. Solté el aire acumulado en mi pecho y salí de mi departamento cerrando la puerta detrás de mí. Tragué en seco, nunca me acostumbraría a esto. Cada vez que salía, la adrenalina me comía por completo y cuando el efecto terminaba, me sentía tan cansado que quería volver a mi cama cuanto antes. Sin embargo, no había nada que temer ahora porque Jimin estaba conmigo ¿Verdad? Sólo bastaba girar mi cabeza para encontrarlo a mi lado sonriéndome, aunque fuera en su forma holográfica.

Así que troté despacio hacia al parque con mi hermano de alquiler contándome algunas de sus anécdotas del día mientras que también hablábamos de cosas sin sentidos y nos reíamos juntos. Las estrellas brillaban detrás de algunas nubes violáceas en el cielo y la luna apenas era visible. No hacía frío, a pesar de que ya estábamos a mitad de noviembre y se aproximaba el invierno.

Y sí, había pasado un mes desde que Jimin y yo nos besamos por primera vez y desde que aclaramos lo que estaba sucediendo entre nosotros. Las cosas en nuestra relación no cambiaron mucho, a pesar de que nos robábamos unos cuantos besos cuando ninguno de los dos podía contra el deseo mutuo que nos teníamos. Sin embargo, no nos besábamos seguido y tampoco dejábamos de ser adultos responsables como yo mismo lo había prometido. No teníamos el tiempo y el espacio para estar uno encima del otro, tampoco hablábamos mucho del tema. Era algo que había quedado en el pasado, por así decirlo. Cuando Jimin venía los lunes y viernes, él me sacaba afuera. A veces caminábamos por el vecindario amarrados de las manos, a veces solíamos mirar el atardecer en el lago que estaba en frente de mi departamento, a veces íbamos al parque y veíamos a los niños jugar, a veces hacíamos ejercicios al aire libre o mirábamos esculturas en los museos de la ciudad, como así también, a veces, bebíamos de un café en algún sitio bonito.

Eoduun • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora