Capítulo 17

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Mar

Besarte
fue tocar el cielo
y contemplar la luna
entre mis manos,
mientras tus propias manos
creaban fuego entre mis mejillas

Besarte
fue transformarme
en una aventura,
y dejarme llevar
por lo que encontré en ti
y recibí de tus labios

Besarte
fue descubrir un
sabor dulce incomparable,
llenándome de adicción
y de querer más
de tus roces apasionados

Besarte fue enamorarme
y enamorarme fue caer
irresistiblemente bajo tu tentación

- Besos de la noche

El cotilleo de compañeros, seguido por risas y gritos de chavales eufóricos, en el comedor no era una distracción suficientemente fuerte como para impedir que yo escribiera mis poemas de siempre. Creo que también podría estar sumergida en una fiesta universitaria, o en un club nocturno, y aun así eso no me impidiera expresarme en mi querida libreta... más ahora que estaba conociendo sentimientos nuevos.

Todavía no he logrado bajarme de esa nube en la cual terminé aterrizando en el momento en que me besé con Adrián hace unos días. Ese momento fue mágico, inolvidable, amoroso, y muchas cosas más. Fue lo que mi poema describe, en pocas palabras. Fue ese último fuego artificial que faltaba encenderse para crear una mezcla grandiosa en el cielo.

Al entrar a casa esa noche creo que la sonrisa que tenía pintada en mi rostro fue lo suficiente como para que mi seño Florencia se diera cuenta de lo bien que la pasé. Afortunadamente, la había encontrado reposando en cama— sin faltarle su reciente novela en el regazo—, esperándome para que le contara sobre mi velada. Se veía cansada, y al principio yo le había dicho que mejor descansara y esperara hasta la mañana siguiente. Sin embargo, mis palabras no fueron de mucha ayuda, porque al final ella terminó ganando y yo terminé contándole cómo me fue.

Sus ojos brillaron cuando le relaté mi despedida con Adrián, ya que si no le contaba podía apostar que ella terminaría encontrando su manera de sacármelo. Sus palabras me tocaron fondo, en el sentido de que me habían abierto los ojos. Me había dicho "Me alegra ver cómo te das una oportunidad en la vida para ser feliz, para olvidarte de todo lo externo, y buscar tu verdadera aventura hijita."

Cuando me dijo eso me acordé de las muchas veces en que me pedía que me tomara un día libre en la cafetería para poder salir con Victoria cuando ella me invitaba al cine o a cualquier lugar que me pudiese distraer; o cuando insistía en que saliera con Sebas cuando él venía a mi casa, y que no me preocupara por cuidar de ella. Al final, Sebas solo terminaba proponiendo que nos quedáramos charlando en mi casa, porque él podía descifrar mi mirada fácilmente, y sabía que nunca me gustaba la idea de dejar a mi mamá sola.

¿A qué venía todo esto? A que por fin, entre mi nueva faceta con Adrián y las palabras sabias de mi mamá, me había dado cuenta de que desde el encierre de mi papá en la prisión lo único en lo que yo me enfocaba era pagar la fianza de él, cuidar de mi mamá, y seguir con mis estudios por la noche.

Me había esforzado tanto para seguir una vida rutinaria, para día a día marcar una palomita en la misma lista, que se me había olvidado respirar y apreciar el presente, y todo lo que la vida me brindaba, o todo lo que me podría brindar si yo buscaba mi propia aventura.

Un poco de diversión en la vida nunca hace mal.

—¡Hola, Mar!— escuché una voz conocida acercarse a mi lado derecho.

—Hola, Victoria— dejé a un lado mi libreta, y giré mi cuerpo para efectivamente encontrarme con ella, demostrando una sonrisa risueña.

Se sienta en una silla a la par mía y deja caer su bolso en el suelo.

Unos ojos avellana en un café diario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora