Mar
—¡Woo-hoo! ¡Nos iremos de fiesta por la noche!— veo como Sebas se emociona cuando le cuento que efectivamente mi mamá hablaba en serio cuando le dio el permiso de llevarme al club. Me toma desprevenida cuando me alza en un abrazo y me da vueltas, sujetándome fuerte de la cintura, sin importar que estemos trabajando.
—¡Sebas! ¡Bájame!— le pido entre risas, pero él sólo sigue cantando como el niño pequeño que es.
Después de unos segundos me baja, con su sonrisa aún ensanchada.
Venga, obviamente está feliz porque podrá ingerir alcohol sin que lo puedan sacar por hacer una ridiculez.
—Ahora, ¿gin tonic, whisky, o vodka?
—No. Iremos pero yo no tomaré nada de alcohol.
—¿Qué? ¿Ni siquiera una piña colada?
—No, gracias. Llámame aburrida y todo lo que quieras, pero me puedo divertir sin ingerir ninguna gota de alcohol— niego con la cabeza, y Sebas rueda los ojos—. ¿Tienen limonada?
—Obviamente, pero te divertirás más al probar tu primera bebida alcohólica. Sería guay, Mar— intenta convencerme, codeándome.
—Vale, ya es guay que te deje llevarme al club. No cruces esa línea, mi querido Sebas— lo apunto con mi dedo índice.
—Está bien— levanta las manos en rendición—. Tal vez tu querido Adrián te convence cuando llegue— claro, siempre metiendo a Adrián en esto.
Yo solo me limito a darle uno de mis tantos golpes en la cabeza para después seguir en la barra.
Lo dudaba. Por más que Adrián se estuviese robando la mayoría de mis primeras veces, él sería una de las últimas personas en convencerme de beber, por lo cual dudaba en que intentara persuadirme para beber por primera vez.
Hoy en la mañana mis ojos avellana me había felicitado por mi cumpleaños, dejándome saber que un "pajarito" le había dicho la fecha. Claramente había sido mi seño Florencia en una de las últimas veces que Adrián había venido a la casa. Aun así me pareció muy lindo de su parte, hasta había intentado "cantar" las mañanitas por el móvil.
En fin, junto a Sebas hoy por la mañana nos pusimos de acuerdo con Adrián, Marco, y Victoria en ir al club hoy por la noche. Victoria terminó aceptando sin duda alguna.
Se podría decir que era imperativa como Sebas cuando se trataba de una salida... y bebidas.
Adrián me había dicho que con gusto nos acompañaba, y hasta conducía. Cuando le dije que viniera con Marco me dio risa su comentario sobre su amigo, diciendo que sin decirle terminaría aceptando.
También, la curiosidad en mi creció al ver como los ojos de Sebas brillaron más de la cuenta cuando le dije, especialmente el detalle sobre Marco. El día en que se conocieron, cuando Adrián y Marco se retiraron, Sebas me preguntó si Marco era gay. Cuando le dije que lo era, el color verde-amarillo en sus ojos se hizo más vivido, inevitablemente revelando una atracción de su parte.
"Es que está bueno el tío", fue lo que me respondió. Seguro sería su siguiente conquista.
De todos modos, nos reuniríamos en mi casa para después ir rumbo a un club que Sebas decía era muy popular, ubicado en las partes centrales de la ciudad, como todo lo demás.
¿Cómo sería mi primera noche con veintiún años? No tenía la menor idea.
Solo esperaba que nada malo ocurriera.
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Unos ojos avellana en un café diario ©
Roman pour AdolescentsMar había vivido toda su vida escondida detrás de novelas románticas y poemas empalagosos. Se quedaba sin aliento recitando a Benedetti, y suspiraba incontrolablemente leyendo sobre las pasiones de Neruda. Su mundo giraba alrededor de fantasías y ve...