CAPÍTULO DIECISIETE
Ubicación: desconocida
Taekwondo, le dice Leon Blackwell a Hazard ese día antes de iniciar el adiestramiento. El arte marcial coreano donde la pelea es a puño y a pie limpio.
—«Tae» significa puños. «Kwon» significa pies. Lo que te voy a enseñar, Hazard, es la forma adecuada de manejar manos, pies y, consecuentemente, cada parte de ti que les corresponde. Pero también vas a conectar tu mente, tu espíritu y tu cuerpo en una misma sintonía. Es una de las características fundamentales en este estilo de combate.
—¿Qué pasa con el alma? —bisbisea Sydney con voz entrecortada y la piel toda enrojecida mientras trabaja sus piernas en una de las máquinas de presión.
Leon chasquea la lengua y bebe su té, sin dejar de merodear alrededor de la rubia.
—Según tengo entendido, desconectaste la tuya por auto-preservación hace bastante tiempo.
—Nadie te arranca lo que tú mismo soltaste.
—Jmmp. —El pelinegro rasca su barba y fija esos ojos zafiros en el rostro neutral de su alumna—. Entonces ten cuidado, niña. Aún te la pueden quitar.
—Muerta será que me la quiten.
Leon rueda los ojos y deja su taza negra de cerámica en la mesa donde él guarda discretamente todas las páginas que Hazard rellena con su letra y su memoria fotográfica. Testaruda. Pero ella es entrañable, contradictoria y peligrosamente resistente; una máquina humana. Leon permanece de espaldas a ella, recordando una vez que le ordena a Hazard garabatear algunos recuerdos inofensivos de su infancia.
«Mantengo en silencio mi nombre por una razón; mi pasado está cerrado», protesta ella después de romperse el codo, pues está lidiando con los troncos móviles de roble nuevamente. Sin embargo, la rubia no se sujeta el brazo herido como antes hacía cada vez que se quebraba los huesos o se desgarraba los tendones, ni tampoco se rinde al dolor o al cosquilleo que produce su regeneración. Ella se queja menos, sangra menos. Su propia anatomía se enfría y se endurece en el proceso de destrucción. En definitiva, Hazard es más dura, pero también es más mordaz y desvergonzada. «Si te doy el más mínimo pensamiento, Leon... Todos caerán a la vez sobre mí».
«Es por eso que debes aprender a tocar el pasado sin quebrarte. Ejercita tu memoria, ¿comprendes? Sácalo de vez en cuando, o te matará por dentro y ni cuenta te vas a dar», es la respuesta de Leon, mezclando la autoridad y la empatía en su voz. Hazard lo mira entonces ya con el codo reparado, hilos de sangre dibujando patrones en su piel pálida, hasta la punta de sus dedos delgados. «Te rompes, te arreglas...»
«Te rompes y te levantas», completa la joven rubia la declaración del comandante.
Hazard le entrega a Leon algunos fragmentos de su infancia. Hazard se los comparte: Un niño que le gusta en la escuela y le da su primer beso a los diez años, una maestra amable que le enseña a tocar el piano y una profunda pasión por el baile nunca consumada...
ESTÁS LEYENDO
GENESIS ¹ Antinatural © ✓
Ciencia FicciónCon la caída de Chernóbil, se han liberado los demonios de la organización científica más influyente de origen asiático: NEXODUS. Ahora, estos muertos en vida corren como herederos de una genética antinatural y una longevidad maldita en un mundo des...