Con la caída de Chernóbil, se han liberado los demonios de la organización científica más influyente de origen asiático: NEXODUS. Ahora, estos muertos en vida corren como herederos de una genética antinatural y una longevidad maldita en un mundo des...
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EPÍLOGO
Pavlov Chrakova mira fijamente su habano encendido mientras la doctora Smith rodea el escritorio donde él se sienta. La oficina del teniente es fría, como él es. El silencio es mortal, mortal como la expresión neutral que él conserva en su rostro.
—El jefe le exigirá a Hazard... lo inimaginable. Y ella lo intentará, por su familia adoptiva, lo intentará.
—Deanna, inimaginables serán las cosas que yo le exigiré a Hazard para entrar a mi Comando. Ya que tanto lo va a necesitar...
—¡Pavlov! —La pelirroja se pasea inquieta por la oficina—. La vas a matar.
—Tal vez sí. Tal vez no. —Chrakova ríe malintencionado y expulsa una nube de humo por encima de su cara. Sus ojos negros acechan como cuervos, encantandos por la presa que se le avecina—. A Hazard le iría tremendamente mejor si se quedara con Blackwell, si se conformara con la vida de su... padre. Pero qué más da, ¡el destino insiste en juntarnos en el mismo rumbo!
Deanna titubea con una sonrisa nerviosa.
—El destino no lo define todo, Pavlov.
—Pero los deseos personales sí, Deanna. Lo que uno desea, lo define todo —masculla Chrakova antes de explayarse en su silla de cuero. Su acento rumano profundizándose al decir—: Pobre bastarda. Le han roto los huesos, sí, pero yo me encargaré de romperle el alma.
