Con la caída de Chernóbil, se han liberado los demonios de la organización científica más influyente de origen asiático: NEXODUS. Ahora, estos muertos en vida corren como herederos de una genética antinatural y una longevidad maldita en un mundo des...
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CAPÍTULO CINCO
Ubicación: Budapest, Hungría
—Cada día soporto menos a la prensa y sus estúpidas exigencias. Tengo que sonreír, bromear y hacerle promesas solo para que no me respiren en el cuello al volver a casa con mi familia.
—¿Honestamente? ¡Creo que tus actuaciones frente a las cámaras son excepcionales! Te felicito, y te envidio mucho, hermana. Es difícil que nadie te crea con esos numeritos y monólogos que te armas para pintarles la cara de payaso a todos.
—Anastasia...
—¡Lo digo en serio! Si quisieras, Alessa, el mundo ya estuviera ardiendo gracias a ti. De todos modos, el caos es imparable a estas alturas.
—Pues hasta mi insensibilidad tiene un límite, Anastasia. Mi propósito no es ser un tirana precisamente —contesta Alessandra Laufey, bebiendo un sorbo de su copa de vino.
Sus acerados iris azules observan a través del enorme ventanal en el tercer piso. El paisaje delante de ella es discordante, es pacífico; terrenos fértiles, árboles bien cuidados, rosales delicados... Aquí no existe una aglomeración de personas hambrientas de información jugosa, por supuesto que no; este es una fortaleza. Sin embargo, esta sigue siendo la mansión donde dio sus primeros pasos, recibió educación, y donde nunca pudo satisfacer las expectativas del gran clan Vossler.
El olor del ambiente no ha cambiado ni un poco; poder, autocracia, avaricia. Alessandra lo tiene grabado en la memoria hasta la muerte. Lo memorizó todas las mañanas y todas las noches en el transcurso de los años. De todas maneras, ese fue su propósito fundamental, adaptarse a lo más alto de la sociedad.
—¿Tiranía? ¿Pero quién está hablando de tiranía? —En el otro lado de la habitación hay una mujer más joven, de rasgos faciales más suaves pero muy parecidos a los de Alessandra; con el cabello de un tono castaño claro y unos gentiles ojos de color verde. Ocupa un sillón de terciopelo rojo, y mira fijamente su propia copa llena de vino tinto. Su ropa es casual pero de calidad indudable. Una gargantilla de oro rodea su cuello esbelto, con un pequeño rubí incrustado en el frente—. Yo lo llamaría un "Nuevo Orden", y un "Nuevo Mundo". Además, el pasado es pasado... especialmente si el presente se desmorona y el futuro se está extinguiendo.
—No puede ser, ya suenas como a nuestra dulce madre. —Ese "dulce" es como un veneno en la lengua de Alessandra.
—Eh, mamá fue una mujer muy sabia aunque te queme admitirlo. Por cierto, estaría muy decepcionada de ti ahora. Igual que lo estaría nuestro padre si viera que todavía guardas un poco de... misericordia en tu corazoncito de piedra.
Ante la mención de sus padres, Alessandra hace una mueca y se esfuerza para ocultar aquel disgusto.
Los Vossler forjaron sus riquezas gracias la vinicultura. Alessandra, como la primogénita de familia, vino al mundo bajo la proyección de sus dueños, dos padres ambiciosos. Para resumir la historia, ella no pudo cumplir las expectativas predispuestas al preferir los misterios de la ciencia y, poco después, enamorarse de Stefan Laufey, un singular investigador inglés. Unos meses fueron suficientes para que Stefan quedara encantado con sus capacidades y le ofreciera la dirección de su organización farmacéutica. Alessandra aceptó, tanto el poder como la pasión y el matrimonio. Sus padres desaprobaron sus elecciones.
Cuando tuvieron a Anastasia, inmediatamente la atención fue redirigida a su hermana menor y su carácter disciplinado. Para Alessandra esta fue la libertad perfecta, nunca quiso la atención, aunque continuó recibiendo una que otra exigencia de sus padres.
Que no haya sido antes, ni tampoco ahora, el orgullo de su linaje real, no resulta una novedad.
—Afortunadamente, nunca fui la favorita del respetado barón y la poderosa baronesa Vossler. —Alessandra juguetea con su navaja. El 'clap' de sus tacones verdes le acompaña hasta el sillón donde su hermana menor se encuentra. Toma asiento a su lado, desabrochando la chaqueta de su traje de negocios—. Tú, en cambio, te convertiste en la esperanza hasta el final.
—Más bien diría que me convertí en una buena actriz, como tú lo has sido todos estos años —replica la joven, el pesar en su mirada es genuino. Lo contrario a su hermana mayor, quien tiene una expresión más severa—. Claro que la diferencia es que yo quise conquistar a mamá y a papá... Lo tuyo es más divertido, estás conquistando el mundo.
—¡No quiero "conquistar el mundo"! Ni nada por el estilo —exclama Alessandra, cruzando las piernas—. Es mi trabajo encontrar soluciones, y limpiar todo el desastre que dejó Chernóbil porque, no sé los demás, yo estoy cansada de que las personas me griten todos los días por culpa de unos malditos fenómenos que solo han causado desgracia y guerra desde que se convirtieron en una plaga mundial. ¡La gente nos atormenta con sus quejas, sus miedos, y su ignorancia!
—Jmmp. ¿Mi sobrina también lo hace?
Alessandra tarda unos segundos en responder.
—Sí, Ana, mi hija lo hace. Y eso es peor. —Aprieta con sus delgadas manos la reluciente navaja, una reliquia que heredó de su difunta madre, la baronesa Helena. Suspira—. Además, negocios son negocios. Los Superiores son rechazados prácticamente en todo el mundo, y su utilidad es muy prometedora para la ciencia y otros campos.
—Neh, mira nada más, ahora tú suenas como papá cuando quería convencerte de volver al negocio familiar.
—Pudo ser un intenso en muchos sentidos, pero él nos enseñó a lograr nuestros objetivos sin importar qué. —La rubia se encoge de hombros—. Es una lástima por los Superiores, pero voy a cumplir con mi trabajo, porque ninguno de esos muertos vivientes vale lo suficiente para que mi hija, mi esposo y yo perdamos nuestras comodidades.
—Hablas con una moral íntegra... —Anastasia roza sus labios en el borde de su copa—... y tienes todo un matadero a tu cargo, bruja.
—E incluso así, a nadie le interesa mientras otros hagan el trabajo sucio. A nadie le molesta lo que suceda con los Superiores; los odian. En NEXODUS le permitimos a los más fuertes e inteligentes una oportunidad para seguir viviendo, al menos. Es triste, pero fíjate que un Superior tiene más oportunidades con la bruja de tu hermana, que con la sociedad.