Capítulo 37. Déjame Curarte

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Después de aquel momento, Agatha volvió a casa, observando el camino por dónde Christopher se había ido en su auto

Agatha se sentía decepcionada por como su relación de amistad había terminado en tan solo un par de días

Pero ¿Ella se daría por vencida tan fácil?

¡Por supuesto que no!

Era Agatha Theodora Allen Abadí, no se daría por vencida, era insistente y persuasiva, no dejaría las cosas así

Por eso, cuando Christopher volvió en su auto, aproximadamente a las 8 pm, Agatha salió de su casa y se dirigió a la de él, tocó la puerta suavemente, pero aprecian no querer abrir

—¡Chris, soy Agatha! —Grita ella, pero Christopher no respondió, ella solo rodó los ojos y nuevamente volvió a tocar con más fuerza

—Vete Agatha, no puedo verte hoy —Dijo la voz de Christopher tras la puerta, pero ella negó

—Anda... Solo quiero hablar —Dice ella suplicante, Christopher por dentro solo suelta un suspiro mientras se pone de pie del sofá y lanza la bolita de algodón al suelo, camina a la puerta y la abre de repente, dejándose ver ante ella —Por Dios —Dijo ella en un susurro al verlo, él solo rueda los ojos

—¿Qué quieres? —Responde con una mueca, Agatha solo lo mira con preocupación

—Déjame curarte —Dijo ella antes de entrar

Christopher no tenía su camisa puesta, ya que estaba curando una herida que tenía justo en el abdomen bajo, su rostro nuevamente tenía moretones y sus labios parecían tener sangre seca de su labio roto

—¿Qué te paso? —Pregunta ella, Christopher solo camina hacia el sofá

—Fue una pelea callejera —Dijo él inventando una excusa tonta, Agatha niega

—¿Y siempre vas por ahí buscando pelea? Christopher, siempre tienes moretones en la cara —Dijo ella mientras lo hace recostarse sobre el sofá, toma una bolita de algodón y la botella alcohol, la moja y rápidamente se acerca al abdomen de su amigo

—Agatha, no voy discutir eso contigo —Dijo firmemente, Agatha comienza a pasar el algodón por el área, aunque no puede evitar perderse en el abdomen y pecho de Christopher

Tiene varios tatuajes, ve sus brazos y se asombra al ver la diversa cantidad de tatuajes

La primavera estaba por acercarse, no le molestaría ver aquellos brazos fuertes con camisetas de mangas cortas o sin esas chaquetas de cuero o sudaderas que siempre usa

—Chris ¿Por qué tanta bronca por ser mi amigo?¿Por qué no quieres serlo? Digo, soy buena amiga, me preocupo por los demás, soy paciente, también soy perspicaz, apoyo en todo, si tuvieras un partido de básquetbol, iría a verte y...

—Agatha ¿Alguna vez alguien te ha dicho que no? —Dijo seriamente mirándola, Agatha solo no contesta —Por eso estás encaprichada conmigo, porque me negué a ti, por Dios, no quiero amigos, no los necesito, me gusta estar solo, pero...

—No necesitas decir más... Ya entendí, no me quieres de amiga y lo entiendo... No me acercaré más —Dijo en voz baja, Christopher suelta un suspiro mientras la observa, parecía genuinamente desanimada... Estaba triste

—Oye, no es como que te pierdas de algo interesante, yo... Solo soy un tipo más en este país, no tengo nada especial —Dijo él y ella solo asintió mientras seguía limpiando su herida

"Vamos Christopher, Águeda no es tan mala... Solo es muy entrometida, pero... Funciona como amiga, no?"

—Oye ¿Quieres escuchar musica? —Dijo Christopher con una sonrisa, tratando de animarla, Agatha alza su mirada y lo ve confundida

—¿Qué? —Pregunta ella mientras coloca la gasa sobre la herida de Christopher

—Si, vamos... Puedes elegir un disco y colócalo en el tocadiscos... De algo tendrá que servir —Dijo Christopher y Agatha enseguida se puso de pie, se acerca a la torre de vinilos empolvados y elige uno de David Bowie, camina hacia el tocadiscos, cuando está por colocarlo en la base, el artefacto mi parece encender

—Ah... Chris? —Dijo ella viendo que el tocadiscos no tocaba los discos

—¿Está encendido? —Pregunta él y ella solo se encoge de hombros

—Creo que si, jamás he encendido uno —Dijo Agatha y Christopher solo ríe, acerca su mano a la mesa de centro y toma su celular, Agatha guarda el disco en el protector y lo pone en su lugar antes de acercarse a Christopher de nuevo, comienza a sonar Starman en una bocina Bluetooth que Christopher tenía al otro lado de la sala

Agatha sonríe al escuchar, lo mirá y él también tiene una pequeña sonrisa

—Seamos más modernos, Águeda.

Déjame Entrar ||VOL.1||Christopher Vélez||TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora