parte 47..

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Scarlett-.

La salida en el parque había terminado. Llegamos a casa, mi hermano y su novia a su habitación y Zayn y yo entramos a la mía. Caminé directa a mi cama y sentí que en cualquier momento podría llorar. No me imaginaba la cara de este idiota al verme tan indefensa tan tonta, tan ilusa siguiendo la apuestita que él jugaba.

Zayn se tiró a mi lado y comenzó a acariciar mi cabello. Levanté la mirada y él medio sonreía.

-¿Imaginabas que esto pasaría? -preguntó y yo negué realmente convencida.

- Jamás -dije entre susurros.

- Sé que estás asustada -murmuró- sé que esto no lo imaginabas y tampoco creerías que alguna vez sucedería, esto... es como un especie de milagro para mí -sonrió- pero sucedió... me enamoré y... -"escucharte solo me daña más"- quiero estar contigo.

- ¿A qué te refieres? -pregunté viéndolo con ojos llorosos.

- No llores bonita -dijo él acercándose a mí. Depositó un tierno beso en mis labios, un beso que yo ya no sentía como algo real, sino algo que solo era una triquiñuela para engancharme más.

-Zayn... no me encuentro muy bien sabes, siento... siento que en cualquier momento puedo mandarte al diablo -él rió.

- No sería la primera vez que lo haces -dijo él con media sonrisa.

- Sí, pero siento que esta vez sería diferente, siento que... puedo herirte -murmuré dolida.

- No lo harás -aseguró y me dio otro beso- Te quiero demasiado Scarlett...

Me quedé callada y traté de no pensar en lo que se suponía era la apuesta. Si tenía que apostar, apostaría a que yo podría llorar ahora por horas.

-¿Quieres que te deje sola esta noche?

- Por favor... -pedí- mañana podemos salir si quieres, pero hoy... solo hoy déjame asimilarlo.

- De acuerdo -dijo poniéndose de pie. Me levanté junto con él y lo acompañé al balcón. Ya allí me acerqué a él, rodeé su cuello y besé sus labios nuevamente.

- Que descanses bonita -susurró.

- Duerme bien -pedí y él asintió. Pasó a su propio balcón y luego se despidió de mi con la mano.

Regresé a mi habitación y cerré las puertas de mi balcón. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos como riachuelos y apreté los puños con fuerza añorando dormirme y jamás despertar. Me sentía tan inútil, tan usada, tan pequeña.

Tomé mi celular y marqué el único número de la persona más confiable que existía para mí: Logan.

-¿Scarlett? -dijo cuando contestó.

- Si te pido que vengas a mi casa, subas por mi balcón y entres a mi habitación, para pasar una noche conmigo... ¿lo harías? -pregunté y hubo cerca de dos segundos de silencio.

- Voy para allá -respondió.

- ¿Por qué eres tan genial?

- Porque te conozco y solamente dos veces he ido clandestinamente a tu habitación... sé que no te encuentras bien -murmuró- La pregunta es, ¿por qué me llamas a mí y no a Joseph?

- Porque Anna está con él -murmuré bajito- ¿vendrás o no?

- Claro -respondió y escuché que se cerraba la puerta de un auto.

- Logan...

- Dime -escuché que el auto se encendía- que Zayn no te vea.

- ¿Por qué no? -preguntó él acelerando el auto.

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