parte 49...

30 3 0
                                    

Hola -saludó ella con voz tierna. Levanté la mirada y ella vestía sus jeans y unos converse rojos, así como una blusa negra. Su cabello lo llevaba recogido en una coleta y usaba un moñito rojo enredado. No usaba ni una gota de maquillaje, sus labios estaban rosados por naturaleza y sus pestañas tan espesas estaban enchinadas como siempre.

Se acercó a mí y me dio un leve abrazo. Sonreí y ella tomó una dona para el camino a la cafetería. Nos despedimos de sus padres y salimos de allí. Para mi sorpresa, ella tomó su tabla de Skate. Seguro no iríamos en el auto.

Comenzamos a caminar, bueno ella a deslizarse, en silencio y en ocasiones ella tomaba mis manos o me abrazaba.

-Estás de mejor humor ahora -dije cuando sonreía y miraba hacia el suelo.

- Anoche estuve hablando conmigo misma y pensando en muchas cosas -murmuró bajito- creo que es tiempo de aceptar lo inevitable -la miré confundido y ella notó que yo no le había entendido nadita- ¿Para qué ocultar lo mucho que me interesas sabiendo que eres el único al que puedo querer de esta forma?

- ¿Qué forma? -pregunté, quería saber qué había en realidad en su interior.

- Tú sabes cual... -se detuvo- sabes que estoy perdida e irrevocablemente enamorada de ti.

- ¿Qué hay de Logan, Johnny o cualquier otro chico? -inquirí y ella sonrió de lado.

- Bueno, puedo decirte que a los dos los aprecio, pero nunca los llegaré a querer tanto como te quiero a ti ahora -se encogió de hombros y se siguió deslizando como siempre.

- Scarlett... -llamé y ella se detuvo a mirarme. Caminé hasta alcanzarla y suspiré- ¿por qué de repente puedes decirme todo esto, tan fácil?

- Porque tú decidiste estar conmigo -respondió- ¿no era esto lo que querías? -preguntó- ¿Estar conmigo?

Me le quedé mirando y ella anhelante estaba esperando una respuesta mía. ¿De verdad quería estar con ella? Apreté los labios hasta formar una fina línea y sus ojos azules, brillaban al toque fino de un rayo de sol. Pensaba demasiado la respuesta y aunque yo sentía que tardaba eternidades en responder, no habían pasado ni diez segundos de esta lenta agonía.

-Eso es lo único que quiero con tanto anhelo -respondí. "wow, lo dije tan convencido que hasta asusta".

Scarlett sonrió ampliamente, se subió a su tabla para estar a mi altura y rodeó mi cuello con sus brazos. Estaba por acercarse a besarme cuando yo separé mi rostro.

-¿Sabes cuantas veces soñé que te besaba? -susurré frente a su rostro.

- No -respondió- ¿Cuántas?

- Las suficientes como para darme cuenta de que cada vez que te beso, siento que estoy soñando y cada vez que despierto, siento que hubiera preferido permanecer dormido, para así no separarme de tus labios -"¿De dónde demonios saco tantas palabras?".

- No sabía que eras un chico romántico -sonrió y sus mejillas se enrojecieron un poco.

- No sabía que sentiría tanto por ti, o que te las diría a ti -me encogí de hombros- ¿no es curioso esto del... -se me trabó la boca al pronunciarlo- esto del amor?

- Estar enamorado -susurró suspirando- para mí estar enamorada es, es... es: no sentir vergüenza al verte vulnerable ante alguien. No temer estar estúpidamente embobada de sus ojos, su sonrisa y sus labios -sonrió- es querer a alguien intensamente aunque él no sienta lo mismo. Es pensar en él a cada momento del día, aunque sepas que él no estará haciendo lo mismo. Es ver sus defectos como parte de su personalidad. Ver sus virtudes y enlistarlas... para no encontrar el final... Es preocuparte por esa persona, es sentirte feliz porque él está feliz -ella me veía a los ojos cuando me confesaba todo esto.

- ¿Quién era el romántico aquí? -pregunté levantando una ceja y ella sonrió apenada.

- Se suponía que tú, pero tú me obligaste a serte sincera -mordió sus labios- ¿Te has enamorado... de verdad?

- ¿De verdad? -pregunté y ella asintió. Suspiré pensando en la respuesta a esa pregunta- Creo que sí, a los diez años... -pensé en ella misma. Había sido mi primer amor de pequeño, pero nunca le quise decir nada, ella me dijo "Gordito puñetas". Eso te quita el amor de golpe, y si no el amor, te arrebata la autoestima.

- El primer amor -dijo ella, comenzamos a caminar de nuevo, pero ahora ella llevaba su tabla cargada en su mano derecha. Yo tomé su mano izquierda- tú fuiste mi primer amor...

karmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora