— Y eso es todo... — Su voz claramente melancólica le hacía sentir sumamente vulnerable. Siempre hablaba muy animado, incluso se podría decir que irradiaba luz propia, ahora era como si se la hubiesen tomado por la fuerza.
La peor parte es que era verdad.
— En resumen: ¿El bastardo de Satoru te ha sido infiel en estos últimos meses y cuando tratas de enfrentarlo lo niega haciéndose el loco?— Al pelirosa le dolió, y mucho, pero no lo negó.
Al contrario, asintió ante la pregunta y bajó la mirada hacia su bebida, sin ganas de darle un sorbo a aquel café que anteriormente estaba caliente.Pudo mirar su reflejo en el líquido oscuro y se preguntó en qué momento dejó de sonreír.
— No lo entiendo, Fushiguro... Todo estaba realmente bien. ¿A dónde se fueron esos años de felicidad? ¿No le significó nada nuestro compromiso?— Su labio inferior temblaba, amenazando con llorar de nuevo, sin embargo, se tragó el nudo que se formó en su garganta.
Se prometió que ese día no iba a llorar, al menos no frente a Megumi, quién no hacía más que acariciar el dorso de la mano contraria.
— Itadori, entiendo que no hayas dicho algo por miedo a que quizá te estabas equivocando, pero ya tienes suficientes pruebas y razones para dar un alto y salir de esa relación.— Su voz había salido un poco más agresiva de lo que hubiera querido, sin embargo su impotencia era más grande que su amabilidad por ahora.
El menor no quería levantar la mirada.
No quería ver en aquellos brillantes ojos verdes la verdad innegable.— Cuando me llamaste para venir a tomar un café, nunca imaginé que hablaríamos de ésto.— Mentira, ya suponía qué se avecinaba, más no quería confirmarlo, sería un golpe fuerte aunque hubiese sido previsto.
Una bala que sin duda alguna no se pudo esquivar.
Suspiró frustrado y apretó su bebida. Le lastimaba más la parte de haber sospechado y obtenido la razón.— Lo lamento, Fushiguro.— Su hilo de voz era tan delgado que temió que quizá no se hubiese escuchado.
— No tienes por qué hacerlo, idiota. Te agradezco que me confiaras ésto.— Tomó las manos de Yuuji y le sonrió a medias. Era realmente triste ver a la persona que merecía toda la felicidad del mundo, tan decepcionada. — ¿Qué esperas para alejarte de él? ¿De verdad piensas que va a cambiar?
No respondió.
Y eso solo confirmó la pregunta.— Sé que debe ser complicado, Yuuji, pero te haces daño. Tú no mereces eso, tú mereces a una persona que no te mienta, no te oculte cosas, que te trate muy bien, y piense que eres lo máximo... Por favor, sal de ahí.
Yuuji en aquellas palabras encontró un consuelo familiar, era como muchas veces le habló su madre en su infancia.
Levantó la mirada.
Y en aquellos ojos de caramelo que luego de noches interminables de llanto por fin se pudo apreciar otra emoción que no fuese negativa.— Tienes razón, Fushiguro.— Formó una pequeña sonrisa, con esperanza y determinación grabada en ella.
Cambiaron de tema, y su conversación rápidamente se volvió animada. Hablaron de cualquier cosa que no fuese su vida amorosa y Yuuji se permitió sonreír de nuevo.
Una sonrisa aunque un poco tímida, contenía una felicidad genuina.
Como un lindo niño al que le regalas un detalle mínimo y te lo agradecerá por siempre.Un par de horas transcurrieron hasta que cayeron en cuenta que ya era hora de regresar a casa, pues Fushiguro tenía mucho trabajo para la próxima semana e Itadori tenía que planear la manera de arreglar la situación de la que pudo escaparse por un buen rato.

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Love me again.
RomanceLuego de pasar años a lado de una persona que juraba cambiar y nunca lo logró, Yuuji finalmente se cansa y se decide hacer algo que jamás imaginó hasta el momento: Pedirle el divorcio a Satoru. Y Gojo tratará de hacer todo lo que está en sus manos p...