Esa mañana, Kazu subió muy temprano al tren subterráneo, con un nudo en la garganta de los nervios, ropa elegante para dar una impresión de profesionalismo, y un portafolio negro donde llevaba su currículum completo. Llevaba las direcciones anotadas, los datos de quienes lo habían contactado, y tamborileaba los dedos en el caño de donde se agarraba entre la masa de personas que iban a trabajar.
Pensaba en que ojalá hubiera tenido su amiga que tomar el tren ese día, pero los lunes a ella la pasaban a buscar en la ambulancia de la veterinaria y hacía atenciones a domicilio. Se enojaba consigo mismo, al mismo tiempo que pensaba en eso, por ser tan débil. Miraba su reloj, preocupado de no llegar a tiempo a todas las reuniones y sus nervios se agigantaban un poco más a cada paso del segundero.
Kazu era un joven que para los ojos de los japoneses, quizá sería uno más del montón. De cabello negro, lacio, no demasiado largo, sino con solo un poco de volumen en el frente. De ojos marrones, apenas un poco más claros de lo que solían ser los llamados normales. Era de estatura promedio para su raza, medía menos de un metro setenta, lo que hacía que su amiga luciera más alta que él si se ponía tacos altos, lo que por suerte para Kazu no era común.
Pesaba unos 60 kilos, lo que lo hacía de contextura muy delgada. No gustaba mucho de las actividades deportivas, así que era más bien escuálido. Su amiga, a diferencia de él, gustaba del boxeo y las artes marciales, así que era una chica fuerte, pero muy masculina a los ojos de algunos chicos. Haruka había tenido malas experiencias con sus novios desde la secundaria, y en la universidad decidió salir con una chica muy dulce y tierna que se le declaró y aunque no funcionó como esperaba, le confesó a Kazu que a partir de ese momento no se negaría a salir con chicas, pues había resultado menos herida.
La mejor amiga de Kazu, tenía el cabello muy negro, pero se hacía reflejos de color rojo intenso y tenía ojos naturalmente verdes, que resaltaban y la hacían una chica fuera de lo común.
Finalmente el tren llegó a la estación donde debía bajar, justo a tiempo para la entrevista. Con el corazón entumido y el pulso acelerado, Kazu entró en el enorme e intimidante edificio de cuarenta pisos, se anunció en la recepción y lo mandaron al piso dieciséis donde estaba recursos humanos y la persona a cargo de la entrevista. Había otros cuatro aspirantes en el ascensor, y todos se veían igualmente pálidos que Kazu, lo que extrañamente le dio más confianza, y suspiró largamente para darse la oportunidad de relajarse.
Las puertas se abrieron y el pequeño instante en el que sus nervios parecían apaciguarse, se desvaneció en un instante. Caminaron hacia la izquierda, como el joven de la recepción les había indicado y golpearon la puerta señalada. Una chica abrió, con una sonrisa y le dio un número a cada uno, los hizo sentarse en un pasillo largo y lleno de personas con rostros de pavor, que movían las piernas indicando el temor.
Kazu se sentó en una de las sillas azules y se acomodó un poco, aunque no podía relajarse, el ambiente era muy poco propicio para eso. Se sentía una atmósfera helada y un tanto sombría. Miró el número que sostenía y faltaban aún unas once personas antes que él.
Luego de casi una hora de espera angustiante, lo llamaron, un joven lo atendió, con muy poca amabilidad, y con la aspereza de quién lleva demasiado tiempo en una tarea que le disgusta. Tomó el currículum de Kazu, con muy poca delicadeza y lo leyó con poca atención.
- Joven: Es el primer trabajo que buscas en la rama publicitaria?... – miró con un solo ojo a Kazu.
- Kazu: Pues, si... - respondió algo despreocupado, su corazón le decía que no lo iban ni a considerar para el trabajo.
- Joven: Mmm... estamos necesitando a alguien con una experiencia de al menos dos o tres años... lo siento... - dijo con poca sinceridad y le alcanzó los papeles a Kazu.
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Acoso Laboral
RandomKazumi Hikoi es un recién graduado publicista gráfico, de excelentes promedios y gran potencial, que acaba de perder a su madre a manos de un devastador cáncer. Luego de pasar una temporada en el campo con sus parientes, regresa a Tokyo con la esper...