El último mes del año comenzó con gélido clima y constantes lloviznas, y mientras las vidrieras se adornaban de rojo, verde y dorado, Kazu pasaba los días contando cada hora, cada minuto, entre nervios agobiantes que lo dejaban abatido al final de la jornada. Planeaba con su amiga los festejos de fin de año, ya que no pensaba volver al campo para año nuevo, ni sus parientes viajar a la ciudad. Suspiraba algo melancólico al ver a las felices parejas joviales y ansiosas por la llegada del 24 de diciembre y rezongaba consigo mismo por permitir que le afectara.
La época de las fiestas de fin de año, lejos de ser un momento de relajación o de distención en la compañía, atareaba a los empleados mucho más que el resto del año, pues cada cliente deseaba una publicidad que capturara el espíritu de la ocasión y aumentara las ventas en el frenesí de consumismo. Kazu encontraba cada día una pila nueva de propuestas y peticiones para hacer y ansiaba un poco más las vacaciones que estaban por llegar. Las últimas dos semanas del año, todos los empleados podían descansar y desprenderse del agobiante trabajo, y para el muchacho, significaba eso y el alejamiento de su jefe y fuente de casi todo su estrés.
Melany había comenzado a instruirlo en las actividades que realizaría como supervisor durante su ausencia, y Kazu logró renovar su ánimo y su entusiasmo por ocupar ese puesto, a pesar de que sabía que estaría más expuesto a encontrarse con Sawyer durante esos días. Trabajaba casi sin descanso y por primera vez desde que había empezado con su labor, debía refinar sus proyectos y dibujos en casa.
Finalmente el sol se asomó entre los edificios toscos e iluminó la mañana ya helada de la ciudad, secando las intersecciones de las calles y las veredas. Kazu salió de su casa, un martes de mediados de diciembre, en el que la luz natural hacía el intento en vano de entibiar los cuerpos de los transeúntes. Llegó a la misma hora de siempre al edificio y marcó su tarjeta tarareando en susurros una canción que sonaba en sus oídos y por la cual no había querido apagar su reproductor. Hizo algo de tiempo para que terminara y luego se sacó los auriculares y los guardó en el bolso que llevaba, pero la voz de aquél hombre que siempre lograba sacarlo con violencia de sus pensamientos resonó en sus ahora descubiertos oídos y le provocó un escalofrío.
Miró hacia el mostrador de recepción, donde la mujer mayor siempre estaba, y allí se encontraba Sawyer, conversando con ella y sonriendo de una manera que le provocó a Kazu un nudo en la garganta. Caminó lento, tembloroso, hacia el ascensor y llamó, aterrado y molesto de que no estuviera allí como siempre. Las luces mostraban como iba bajando los niveles, como si a propósito lo hiciera lento, y el alarmado muchacho comenzó inconscientemente a marcar el rito de sus nervios con su pié derecho.
- Sawyer: Tan apurado estás por entrar a trabajar?... – la voz de Sawyer lo hizo voltear un poco rápido, pero hizo el intento de contener sus nervios.
- Kazu: Ah... - sonrió sutilmente, bajando la mirada – es solo que tengo mucho que hacer... - Sawyer sonrió, como comprendiendo la situación y se paró junto a él a la espera del elevador, que al fin llegaba a la planta baja.
Conteniendo el aliento se metió en la pequeña caja metálica y su jefe entró tras él, parándose despreocupadamente a su lado, mientas Kazu apretaba el botón para el cuarto piso y su mente jugaba con él, haciendo fluir recuerdos vívidos. La mano de Sawyer se cruzó en su mirada para presionar el botón del último piso del edificio y Kazu no pudo evitar mirarlo, como buscando una reacción similar a la de él. Pero sus ojos se encontraron con un hombre concentrado en la pantalla de su teléfono, lejos si quiera de un contacto visual.
Un poco decepcionado en el fondo, el muchacho bajó del elevador, sin voltear, reprochándose molesto el haber caído en la tentación de buscar una interacción. Suspirando acomodó sus cosas en el escritorio y fue en busca de su café matinal, para ya sentarse a trabajar intensamente.
ESTÁS LEYENDO
Acoso Laboral
De TodoKazumi Hikoi es un recién graduado publicista gráfico, de excelentes promedios y gran potencial, que acaba de perder a su madre a manos de un devastador cáncer. Luego de pasar una temporada en el campo con sus parientes, regresa a Tokyo con la esper...