15 - Acoso Laboral...

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   - Haruka: Aceptaste así?... sin haber renunciado ya a la empresa de Sawyer?... – ella estaba sentada frente a su amigo, que revolvía su café, mirando con detenimiento como giraba el líquido obscuro al paso de la cuchara.

- Kazu: Debía hacerlo... no puedo esperar más... - su amiga lo observaba con gesto preocupado – a cada día que pasa, me da más miedo de verlo... no me da más valentía, ni odio... solo siento tristeza... - levantó la mirada y sonrió levemente.

- Haruka: Kazu... - entonó con suavidad.

- Kazu: Lo sé... sé que te preocupas... pero... si lo hago hoy mismo, mañana estará hecho... - sonrió con un poco más de entusiasmo.

- Haruka: Bueno, puedo acompañarte... dije que hoy era el último día que me tomaría... - contestó la sonrisa.

- Kazu: Está bien... puedo ir solo... lo digo en serio... - ella negaba con la cabeza.

- Haruka: Por lo menos permíteme llevarte y traerte... si no quieres, no entraré al edificio, pero si se complica, ahí estaré...

- Kazu: Está bien... - resopló, sabiendo en su interior que esa idea lo relajaba bastante.

Después de acabar su desayuno, y sin querer esperar ni un minuto más, Kazu se vistió del elegante pero simple modo en el que solía ir a trabajar, y salió junto a su amiga del departamento rumbo al auto. Era una mañana particularmente soleada, aunque fría y acompañada de un aire helado que congelaba las mejillas.

El corazón del joven publicista iba acelerado todo el tiempo, pensaba cada palabra que podría decir si veía a las personas que lo apreciaban, pero no sabían de su relación con Sawyer. Melany y Megumi, mantenían particularmente ocupada la mente del muchacho, que intentaba hilar una historia coherente para justificarse, temeroso de ser muy sospechoso y dar indicios de la verdad.

A medida que se acercaban al edificio, las ansias del muchacho se hacían peor, se tornaban más y más invasivas y parecían explotar en su estómago. Suspiraba largamente intentando calmarse y conversaba con su amiga, aunque no lograba pronunciar más de dos palabras.

Haruka estacionó en la esquina de la cuadra donde estaba la empresa, no podía llegar hasta el frente por la dirección de la calle que daba a la entrada principal, y luego de insistirle varias veces a su amigo en bajar con él, le permitió ir solo. Kazu sentía que las piernas le dolían por los nervios, el aire parecía no entrar en sus pulmones, se detuvo por un segundo unos metros antes de llegar a las puertas grandes para inhalar profundamente e intentar relajarse.

Sintió que su pulso lograba estabilizarse un poco, y que sus músculos comenzaban a aflojarse. Abrió los ojos más decidido que antes y caminó con paso firme hasta cruzar la entrada, vacía a esa hora ya que todos estaban en sus oficinas. Solo la mujer mayor con su habitual sonrisa lo saludó con cordialidad, sin mostrarse preocupada por el tiempo que llevaba sin aparecer por la empresa. Contestó el saludo y llamó al ascensor que no demoró casi nada en llegar a la planta baja y abrir esas puertas metálicas que le daban escalofríos.

Kazu presionó el botón para ir al piso de recursos humanos, concentrándose nuevamente en la velocidad de su respiración y pulso. Se abrieron las puertas revelando una bulliciosa oficina, y se dirigió hacia el escritorio de la única de las secretarias del sector que había conocido en los meses anteriores, aunque solo había hablado un par de veces con ella.

- Kazu: Hola... buenos días... - saludó, tratando de sonreír de manera natural, ella tomaba un café y al bajar su tasa le sonrió.

- Mujer: Buenos días, Hikoi... - entonó – que puedo hacer por ti?... – él suspiró brevemente.

Acoso LaboralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora