8 - Llamadas

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Los satisfechos amigos, se sentaron en el sofá, casi sin poder moverse por la cantidad de comida que habían ingerido y se pusieron a ver una de sus películas favoritas, entre risas y comentarios de lo que había pasado esa mañana. Las horas se empezaron a ir, lento por momentos y demasiado rápido por otros. Haruka abrió su presente y quedó muy satisfecha, mientras que Kazu buscaba el lugar perfecto para cada una de las cosas nuevas del pequeño gato, que por fin dormía hecho una bola en una silla mullida que adornaba una esquina del departamento.

La hora en la que el sol se empezaba a ocultar se acercaba, y mientras parecía que el cielo dejaría verse tras las nubes, el frío aumentaba y helaba cada esquina. Los créditos de una vieja película estadounidense pasaban en la pantalla y los jóvenes se desperezaban, sin si quiera pensar aún en comer algún bocadillo, sus estómagos seguían suficientemente llenos. Llamaron a la puerta con vigor y, extrañados, los amigos cruzaron miradas, diciendo con ese gesto que no esperaban a nadie más en esa fecha.

- Haruka: Quién podrá ser?... – Kazu se levantó del sillón y caminó hacia la puerta, quitó el seguro y abrió. Se encontró con un sujeto de mediana edad con uniforme de correo exprés que sonreía cordialmente con un paquete blanco de grandes dimensiones en sus manos, decorado con un moño azul de regalo.

- Kazu: Si?... – preguntó mirando el panorama e intrigado mayormente por la caja cúbica.

- Joven: Usted es Hikoi Kazumi?... – Kazu asintió – esto es para usted... firme aquí por favor... - extendió una planilla y una lapicera, y el muchacho firmó – contiene comestibles, así que métalo en la heladera... - dijo entregando la caja al anonadado dueño de casa.

- Kazu: Ha, ok... - el joven se despidió con una reverencia y se fue.

- Haruka: Qué es?... – preguntó ansiosa, poniéndose de pié. Kazu apoyó el presente sobre la mesa del comedor.

- Kazu: No lo sé... - observaba la caja con cuidado, hasta que descubrió que debajo del enorme moño azul metalizado se asomaba la punta de un papel grueso – esa es la tarjeta... - pronunció y quitó el moño, con todo y dedicatoria.

- Haruka: Es una torta... - exclamó levantando la tapa de la caja, liberando el contenido aroma dulce a vainilla y chocolate – una torta navideña que se ve muy deliciosa... - sonrió y Kazu miró el papel que sostenía. En él solo había escrita unas muy pocas palabras, pero la firma fue lo que hizo que Kazu sintiera que el corazón se le detenía.

- Kazu: Sawyer... - susurró y su amiga lo miró con ojos agigantados.

- Haruka: Sawyer te mandó un regalo de navidad?... – preguntó en tono serio.

- Kazu: Pues eso dice aquí... solo dice "feliz navidad, te veo pronto"... y la firma él... - se sentó en una de las sillas, conmocionado, y Haruka se acercó a él para poner sus manos en sus hombros.

- Haruka: Ok, no te lo tomes tan en serio... - trató de calmarlo, pero un alterado Kazu se puso de pié de golpe y dando media vuelta para mirar a su sorprendida amiga, respiró hondo, como reprimiendo un grito.

- Kazu: Es que no sé qué pensar... - se apretó la panza, como si allí sintiera los nervios – sabe que un gesto como este podría ilusionarme... - miró a su amiga – lo sabe, verdad?... – ella suspiró.

- Haruka: Pues... seguramente sabe que no es como mandarlo en cualquier fecha... - ella se sentó en la silla donde antes estaba su amigo – si te la mandó... es porque quiere decirte que va en serio, al menos en principio... o es muy cruel y juega con tus emociones... - dijo la segunda opción con sarcasmo, para dejar en claro que era lo primero que había dicho de lo que estaba más segura.

Acoso LaboralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora