El último viernes del año en el que se trabajaba en la empresa, el nivel de neurosis era inmenso. La mayoría de los trabajadores se quedaban horas extras y salían del edificio ya muy entrada la noche incluyendo a Kazu, que sentía por momentos una angustia sobrecogedora, al sentir nombrar a Sawyer en los pasillos blanquecinos que ocupaban los empleados. Estaba llegando a casa casi siempre cerca de la media noche, con tal de no llevar trabajo a casa, donde a veces se le dificultaba concentrarse, y asegurándose de que los proyectos salieran como debían salir.
El último día laboral para todos ellos era el miércoles próximo, siendo veintidós de diciembre y las vacaciones hasta los primeros días del año siguiente, había demasiado que hacer, y Kazu ya se ocupaba de casi las mismas obligaciones que Melany, que con su vientre de casi ocho meses, encontraba difícil mantenerse al tanto de todo. Eran días largos y agotadores, los primeros tan estresantes que debía afrontar el joven, y a pesar de que se sentía bien y realizado a nivel profesional, ansiaba a cada paso del reloj que las vacaciones llegaran.
Había hablado poco y nada con su amiga en esos días, pero sí le escribía a diario, casi siempre contestando a la misma pregunta, acerca si de se había topado con Sawyer en la oficina. Kazu en realidad trataba de no pensar en él, y como debía atender a tantos asuntos diferentes, lograba evitarlo por ciertos períodos de tiempo, pero jamás durante todo un día. Habían pasado solo un par de días desde la nevisca del martes y de la reunión con la empresa multinacional, pero Kazu no se sentía tan nervioso como la vez anterior, a pesar de que si temía cruzarse al presidente en el elevador o en la escalera.
La tensión del medio día se instalaba en todos los publicitas cuando el desfile de cajas de comida comenzaba y muchos recién allí tomaban conciencia de la hora que era. Kazu sentado en su lugar, con los audífonos puestos, apretaba los ojos cada tanto, de por más cansados, y pincelaba una publicidad para fin de año de bebidas alcohólicas, al tiempo que pescaba bocados cada tanto de su plato de croquetas de cangrejo.
Pasaron unos cuantos minutos así hasta que el teléfono del cubículo de Kazu comenzó a sonar, él suspiró, se quitó los auriculares y tomó la bocina.
- Kazu: Si?... – contestó, aún con la mente en las líneas frescas del lienzo frente a él.
- Sawyer: Hola, Kazu... - la voz de aquél sujeto lo hizo agigantar los ojos y quedarse paralizado un instante, sin saber cómo responder – puedes venir a mi oficina ahora?, tengo que hablar contigo... - Kazu apretó los labios y juntó coraje para responder.
- Kazu: Si, claro, voy enseguida...
- Sawyer: Ok... - le colgó de inmediato, dejando al joven con una sensación que se asemejaba al abandono y se rió para sí y de sí mismo por sentirse así.
- Kazu: Haaag... - rezongó, mientras se ponía de pié y apagaba la música de la computadora.
Enfiló hacia el ascensor a paso veloz y nervioso, y se sorprendió a si mismo acomodándose la ropa y el cabello mientras éste marcaba los pisos hacia arriba. Frunció el seño y respiró muy hondo para tranquilizarse, mientras se detenía el elevador y comenzaba a sentir ese nudo en el estómago que no lo dejaba ni respirar. Las puertas mecánicas se abrieron suavemente, como siempre, aunque a Kazu le parecían más lentas. Se encontró con las miradas de Hiromi y Kaori, que atendían los constantes llamados y demás labores, demasiado ocupadas como para prestarle atención al muchacho que, con las mejillas rojas, avanzó inseguro hacia la imponente puerta del presidente.
Golpeó un par de veces y entró, trató de verse confiado y seguro y caminó hacia el centro de la oficina, hipnotizado en el fondo por el sonido de esa voz, que se concentraba en el teléfono, mientras lo seguía con la mirada enmarcada por una sonrisa que Kazu no lograba descifrar.
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Acoso Laboral
RandomKazumi Hikoi es un recién graduado publicista gráfico, de excelentes promedios y gran potencial, que acaba de perder a su madre a manos de un devastador cáncer. Luego de pasar una temporada en el campo con sus parientes, regresa a Tokyo con la esper...